Las erupciones volcánicas afectan la temperatura y las características físicas del aire o del agua que los rodea, por lo que sus efectos a larga distancia dependen de los vientos o de las corrientes marinas, de modo que sus efectos meteorológicos (y por ende climáticos) pueden llegar muy lejos, aunque generalmente pueda resultar muy difícil especificarlos claramente.
Por otro lado, esas erupciones pueden afectar también la geología. De hecho, recuerdo haber leído que las erupciones de las Trampas del Decán se hicieron sentir justo en las antípodas, en Brasil, donde las ondas sísmicas recorrieron el mundo dispersándose primero y convergieron después nuevamente, provocando sismos y quizás erupciones en su nuevo punto de encuentro.