Aunque parece que las circunstancias no son las mismas, si me remonto a la niñez de mis padres, o sus años mozos, siempre me han contado como los inviernos eran más duros. Sí, pero como tambien los veranos eran más largos y secos. Se puede uno fiar, porque en aquella epoca trabajaban y vivian del campo, y para la gente del campo el clima es vital.
Precisamente por estar todo el día en el campo no se puede uno fiar, ya que a largo plazo los recuerdos que permanecen son los más extremos.
Por otra parte si preguntamos dentro de 40 años a un oficinista y a un agricultor como era el clima de antes, veremos como las percepciones son distintas.
En eso no estoy de acuerdo. Ya que un agricultor recordará si el verano a sido seco o no, ya que si fue muy lluvioso no podía recoger la cosecha. Si el invierno fue severo, recordará como tuvo que tener el ganado en la cuadra, etc... ejemplos como esos miles. Eso si no podrá hacer comparaciones exactas, pero si tendra una idea general del tipo de clima que había.
Pues yo tampoco estoy de acuerdo contigo
, ¿Cómo no van a ser subjetivos los recuerdos de los agricultores que trabajaban de sol a sol, sin maquinaria, aguantando lo que les hecharan?
He oído a muchos de ellos decir eso de que ni los inviernos ni los veranos son como los de antes, pero claro es que se pasaban todo el verano segando, trillando y guardando el grano. En invierno araban y sembraban a mano ó con mulos.
Y, por supuesto, que si un verano era lluvioso adiós a la recogida de la cosecha, pues ello le suponía gran parte del mismo, ahora en una semana de buen tiempo tienen todo recogido y guardado. Ahora si en invierno hay que tener al ganado estacionado no hay problema, muchas granjas están incluso climatizadas y si se acaba el forraje hay piensos de sobra.
De la misma forma los agricultores actuales tendrán otro tipo de recuerdos, y es que desde la cabina de un tractor climatizado ó desde la cosechadora que se trabaja un campo en una tarde, se ven las cosas de una forma diferente.
Yo mismo tengo en mí arraigados los inviernos de antes, y como tú decías para mí eran durísimos, pero claro, es que en la casa del pueblo sólo teníamos una estufa, dormíamos con cuatro mantas y nos lavábamos en un caldero en la cocina con vaho saliendo de nuestras vocas. Ahora con quemar gasóleo como una locomotora del talgo tenemos suficiente; desde luego los - 15º de este invierno, en una bañera de agua caliente y con 22º en la casa no serán en el futuro tan recordados como antaño.