Por mucho que se diga estamos haciendo oídos sordos a las advertencias que nos ha dado el planeta con algún episodio virulento que nos ha sorprendido, como la ola de calor que azotó Europa en verano del 2005, el Huracán Katrina. Estamos con la preocupación de la crisis económica que nos ha puesto entre las cuerdas, pero si se produce un cambio grande del clima, que puede suceder si las temperaturas suben más de 2 grados centígrados de media, puede tambalearse no solo la economía, también nuestra propia supervivencia. El CO2 que estamos generando es una salvajada. Quizás el ser humano si no está con la soga al cuello es difícil que tome enserio aquello que le toca el bolsillo y lo que pueden suponer grandes sacrificios.