El proyecto de ponerle nombres a las borrascas en Europa desde hace un par de años, surgió a raíz del impacto que producía en la población.
Básicamente se comprobó que ante una borrasca severa, la población otorgaba mayor importancia (y actuaba más prudentemente en consecuencia) si los medios y los avisos meteorológicos se referían a esa borrasca con un nombre de persona.
También facilita el recordar un evento concreto y diferenciarlo de otros. A mí personalmente se me hace raro ver nombres propios puestos a estos sistemas, pero reconozco que puede tener su utilidad.
Saludos.