Andar por la orilla del Guadalquivir es una tarea cada vez más difícil, ya que cada vez arrastra menos agua y es complicado determinar dónde empieza el río y dónde su margen. El más andaluz de los cauces fluviales y el quinto por extensión de los ríos de España, amenaza con desaparecer del mapa, al menos a su paso por Córdoba, tras los devastadores efectos de la sequía.
MEDIAS QUE DAN MIEDO Según fuentes de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), la media del caudal, que en marzo del año pasado alcanzaba los 16 metros cúbicos por segundo, no supera ahora los tres metros cúbicos (en concreto, ayer era de 2,20 metros cúbicos por segundo) y hay zonas como Fuente Palmera o El Carpio donde la cifra disminuye drásticamente hasta apenas superar el metro cúbico pelado y mondado. No hay que ser experto en la materia para llegar a la conclusión de que la cosa está mala.
Aunque las oscilaciones del caudal dependen en gran medida de la recaudación hídrica que aporten las lluvias, lo cierto es que el Guadalquivir, que en verano nunca arrastró grandes cantidades de agua, cada vez pinta más seco desde fechas más tempranas, lo que tiene además sus consecuencias en el entorno, en la flora y la fauna que parece mutar a cada instante y comer cada vez más terreno a lo que se supone era lugar de paso del río.
Según Antonio Ramón Guinea, ingeniero jefe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, aunque a simple vista la situación parezca alarmante, todo está dentro de la normalidad por lo que "no está previsto ningún desembalse en un futuro inmediato, salvo que se produzca alguna emergencia por contaminación o vertidos".
La comisión de desembalses, según Guinea, no ha determinado aún cuándo empezarán los riegos, algo que dependerá en gran medida de si se registran nuevas lluvias en los próximos meses, que pueden multiplicar por diez el caudal del río en cuestión de horas.
http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=390605