Además de anormalmente caluroso, el verano ruso está siendo extraordinariamente seco, lo cual, unido a las altas temperaturas, debe causar un fuerte estrés hídrico a las plantas y animales de la zona, poco acostumbrados a tales condiciones.
Por ejemplo (datos de Ogimet), Moscú sólo lleva 12 litros en los últimos 30 días, cuando su media en julio, el mes más húmedo, es de casi 100 litros. Las grandes ciudades del Volga, como Samara, aún están peor: sólo 3 litros, frente a su media de más de 60.