¿Qué pasa cuando es del segundo cuadrante? En muchos episodios la advección se produce desde el Sureste, por lo que podemos encontrar más concentración de polvo en suspensión en las islas centrales o incluso en las más occidentales que Lanzarote y Fuerteventura.
De ahí deduzco que la capa de aire marítimo es más gruesa cerca del continente (Lanzarote y Fuerteventura, con menos polvo que las demás) que lejos de él (provincia de Santa Cruz de Tenerife, donde se observa a menudo más polvo, como comentas).
Es decir, que el aire sahariano va ganando volumen al viajar hacia el oeste en detrimento del aire marino.
¿Pero no era al revés? ¿no va siendo más efectiva la turbulencia por rozamiento a medida que se desplaza, de modo que en las islas occidentales debería darse mayor espesor de aire marino y estar el polvo en capas más bajas precisamente en las orientales?
También es cierto que solo habla que las advecciones saharianas, que son más intensas si nos alejamos un poco del continente Africano que cerca de éste, pero en ningún momento habla de que la inversión térmica sea más baja cuanto más nos alejemos del continente Africano (con advección africana)
No, no lo dice, pero se puede presuponer: si en la costa africana hay un "montículo" de aire frío y el grosor de éste va disminuyendo mar adentro (pues por eso vemos a veces más polvo en La Palma que en Lanzarote), es de suponer que la interfaz (inversión) entre el aire sahariano y el marítimo esté a más altitud en la costa marroquí que en el archipiélago.
El flujo parte desde el continente y cuando comienza su camino sobre la superficie del océano, va ganando la capa de aire marítimo en espesor, a medida que se va alejando del continente Africano.
¿Por qué entonces, como indicabas, se observa en muchos de esos casos más polvo en La Palma o El Hierro que en Fuerteventura?
También que la razón de que en las mismas costas marroquíes hayan menores advecciones saharianas (al menos en superficie o capas más bajas), es que las mismas aguas, muy frías por esas surgencias que se producen en las costas, en comparación con las cálidas tierras costeras del continente africano, crea un régimen de brisas mar-tierra importante en el día (incluso de noche, aunque debilitado).
Aquí sí que tengo serias discrepancias.
Tanto en el oeste de la Península Ibérica como en el NO de África, el contraste entre el achicharrado interior (notable baja térmica) y las frías aguas atlánticas (azoriano en todo su explendor) genera un notable gradiente de presión que establece un intenso flujo de vientos de componente norte: de todos es conocido (el libro de Font Tullot también lo indica) el característico y desapacible viento norte que a menudo sopla en verano en la costa portuguesa. Con semejante viento no hay brisa que valga.
De hecho, las humedades relativas, elevadas en la costa, se desploman en cuanto penetramos algo al interior, siendo la HR estival media inferior al 40% en el Alentejo y Extremadura, al contrario de lo que acontece en la vertiente mediterránea: allí el pantano barométrico sí permite el establecimiento de la brisa y que la humedad alcance zonas interiores, con las repercusiones que eso conlleva de cara a la actividad tormentosa más acusada en el E que en el O Ibérico.
Perdón por irme por las ramas.
En Marruecos, ídem de las mismas.
En septiembre estuve en todo el tramo de costa comprendido entre Essaouira y Sidi Ifni: el agua, heladita. Pocos kilómetros al interior, te derretías.
¿Consecuencia?
Un acusado viento con mucha componente norte entre la baja sahariana y el alta azoriano, día y noche. Y así no hay brisa que se establezca.
Perdona por ser tan pelmazo, Néstor, pero es que me gusta desgranar las incógnitas hasta el final.
No sé, algo no cuadra.