Cosillas de Salamanca y su tromba de agua de anoche...
Una nota vergonzosa. En uno de los velatorios de la Santísima Trinidad, el número 2, los acompañantes de un famliar difunto tuvieron que abandonar precipitadamete la sala por la cantidad de agua, verdadero torrente, que se precipitaba a través del techo y paredes, e incluso brotaba a chorros por los enchufes y llaves de la luz. Se inundó la sala, que quedó a obscuras, hubo que dejar el catafalco de la difunta abandonado en medio de un gran charco de varios centímetros, y refugiarse en habitaciones y velatorio de al lado. El techo, agrietado, amenazaba con venirse abajo. Fue un espectáculo dantesco e impropio de un sitio como ese. Hubo que trasladar luego, como se pudo, el cadáver a otras dependencias del Hospital, que nada tenían que ver con los velatorios.