Coincido en que calentamiento significa mayor evaporación, mayor circulación atmosférica, más nubes y más lluvia en términos generales.
Esta mayor actividad por tanto ejercería más presión en ambos extremos de los desiertos. En el caso de Sahara, tanto en el Sahel como su frontera con el mediterráneo su extensión se vería reducida.
Por otro lado un enfriamiento importante (miniglaciación) puede ser consecuencia de una disminución en la frecuencia de aparición de borrascas, disminución de su intensidad y ralentización de sus movimientos W-E. En la práctica para nosotros sería una disminución de entradas del NW y aumento de entradas del NE secas.
Creo que cometemos un error al valorar los calentamientos y enfriamientos terrestres, ya que confundimos lo que ocurre en la atmosfera a todas sus alturas con lo que realmente nos importa que es la temperatura a 2m. En una miniglaciación el frío continental en superficie iría ganando terreno hacia las costas debido a esa menor actividad y menor empuje cálido de borrascas. Vendría de forma más lenta pero para quedarse más tiempo, y no de forma brusca y arrastrado por masas frías en altura.
En un efriamiento en los modelos se apreciaría una notable disminución en el número de isobaras y turbulencias que hay en los mapas. En Europa en invierno sería una muy habitual entrada de isos bajas a 850 HPa propiciada por un A al norte del atlántico, no de gran intensidad, pero si duradero. Un acercamiento de anticiclones fríos a Europa, al estilo de los que hay en Siberia, provocando un tiempo más estable, más frío, menos humedad y menos viento. El Sahara si se extendería hacia el norte en la costa africana atlántica, pero en nuestro caso peninsular no creo, ya que nos veríamos influenciados también por vientos húmedos del mediterráneo. Al SW y Portugal sí se les acercaría el desierto y serían algo más frios y mas secos.
Por tanto yo abogo a favor de que una subida de latitud del desierto en la costa marroquí atlántica indica enfriamiento mientras lo contrario calentamiento.