Ya lo dijimos algunos (y no solo yo)... Estas configuraciones de A europeo unico al azoreño son MUY difíciles de cambiar, como ya vimos el año pasado. Hay quien nos tachó de pesimistas y quien utilizó la DANA del finde pasado para decir que la situación no tenía nada que ver con la de 2015, cuando a mi modo de ver es calcada. Una DANA es algo imprevisible, aislado de la circulación general (de ahí su nombre), que poco tiene que ver con la disposición de los grandes centros de acción y la configuración sinóptica. Que te "toque" una DANA es cuestión de suerte, de estar en una posición geográfica muy concreta para verse afectado por ella; a unos pocos km pueden ni enterarse; sin embargo, con un A encima (como el actual) o con el jet incidiendo sobre nosotros, el tiempo estable o inestable está garantizado (con matices locales) en grandes extensiones de terreno. Y esos elementos te los proporciona la configuración sinóptica, más allá de las posibles DANA que puedan surgir.
Mirando los modelos, todos son unánimes hasta los plazos que llegan. Unión del azoreño con el continental y un jet en latitudes muy altas. Posteriormente el super A solo será continental. A mí personalmente me gusta el A continental. Puede enviar retrogradaciones este (de hecho, las grandes nevadas en cotas bajas registradas en el centro y sur peninsular, ya casi en el olvido, solían venir así, con vientos E con recorrido marítimo inyectando humendad hasta dentro), y también, con un jet activo sobre nosotros, puede frenar el avance de las B hacia el este, dejándolas estacionarias en la Península (a veces cerca del golfo de Cádiz) y dando agua a porrillo. Pero como esta vez tenemos el jet a miles de kilómetros, pues no hay nada que rascar.
No es que no se vean salidas burras del GFS a 300h; es que ni siquiera se ven atisbos de inestabilidad para las zonas pluviométricamente más favorecidas en estas fechas invernales, como pueda ser el Cantábrico oriental (no entran ni siquiera NW que puedan dejar precipitaciones únicamente allí). Y con el panceo del A, una tendencia ya repetitiva y propia del verano, nos entra un flujo del SE que hará que las temperaturas sean más bien propias de finales del invierno ya. Me da a mí que si tuviéramos esta configuración al inicio del verano astronómico, estaríamos hablando de la primera ola de calor.
Es lo malo de estas configuraciones, como dije en su día: que son muy, muy difíciles de mover, más allá de una DANA aislada que pueda salir sorpresivamente por algún lado. Aquí lo importante son los grandes centros de acción, y para nuestra desgracia, esos centros están muy bien definidos hasta tropecientas horas vista, y desde luego, no resultan nada favorables para los que queremos ver algo interesante.