De todas formas la dinámica del viento sobre la nieve es muy atrayente:
Por suerte de joven y no tan joven tuve la oportunidad de viajar bastante, aunque me hubiese gustado más. Me llamo la atención como en los países del norte de Europa encontrábamos a cierta distancia de las vías de comunicación unos interminables vallados que no siempre mantenían la continuidad. Unas vallas que no cerraban nada no podían por lo tanto ser para el ganado. Como esos años frecuente bastante esos países, por fin un otoño, época en la que solía viajar, una nevada reciente me descubrió para que servían.
Eran barreras para el viento y el objetivo no era otro que tratar de evitar que la nieve alcanzase en la mayor cantidad posible las vías de comunicación, tanto ferroviales como carreteras. Sumamente interesante era evitarlo cuando esta carreteras se encontraban tras taludes.
E interesante fue para mi comprobar como había literatura escrita acerca de estudios al respecto. Tener en cuenta que por aquel entonces y con un Internet muy lejano hacerse con uno de esos estudios ( y en francés) no era nada fácil.
Aunque en origen este invento fue pensado para como digo proteger las vías de comunicación, pronto tendría aplicación dentro del ámbito de las estaciones de esquí. Solo que en este caso lo que se pretendía era precisamente acumular nieve en zonas concretas. Durante unos años proliferaron bastante, aunque las he visto de todos los colores por ese afán que tienen algunos por no leerse las instrucciones de montaje y respetar unos principios elementales. Esta claro que no todos los lugares valen para sacar rendimiento a estos bichos. Pero eso es otra historia, demasiado larga de contar.
Como me puede siempre la curiosidad y la teoría esta muy bien, aun no se como lo pudimos conseguir pero un otoño y gracias a la colaboración de un montón de voluntarios (a los que no creo que les importe salir en alguna foto) un otoño colocamos unas barreras de esas (paravientos) en una montaña muy alejada de vías de comunicación. Muy campo a través. El objetivo no era otro que estudiar el comportamiento de las barreras dotándolas de diferentes características en una montaña que cumplía con las condiciones idóneas.
El estudio permitió comprobar como no, gran parte de la teoría al respecto, que es mucha o muchísima y que bien harían algunos en repasarla, pero llamativa por ejemplo como una porosidad entre el 40% y el 60% obtenía el mejor resultado y como guardar una distancia al suelo era decisivo si queríamos alargar la superficie a cubrir.
La aplicación en pistas de esquí puede parecer milagrosa como podemos ver en Port Ainé, aunque no es la montaña ideal para estas barreras.
Saludos.