Buen reportaje sobre la inolvidable ola de frío de 1985, gracias a la cual muchos de los que hoy estamos aquí nos empezamos a aficionar a la meteorología. De todos modos, observo que hay algunas imprecisiones en los datos (cosa por otro lado normal en las publicaciones generalistas tipo anuarios y demás). En Helsinki la mínima fue seguramente bastante inferior a -24°C, y veo difícil que en Florencia llegaran a -23°C, por no decir imposible (en las montañas de la región, puede, pero no en la ciudad).
Herman, yo estaba en los primeros años de la universidad (Bellaterra) en aquel año, y recuerdo bien que tres o cuatro días después de la nevada de Reyes aguantaba un buen grueso de nieve. Todo el Vallés y zonas altas de Barcelona seguían completamente blancos. La nieve permaneció en las umbrías hasta dos semanas seguidas en altitudes próximas al nivel del mar. El día 10 u 11 de enero, no recuerdo bien, me salté las clases para acercarme a uno de los polos de la ola de frío para mí accesibles entonces (mi economía no me permitía más). Sabía que aquello no se repetiría en décadas, y había que vivirlo. Cogí un tren desde Cerdanyola a Manresa. El trayecto, que en condiciones normales debía haber durado alrededor de una hora, se prolongó hasta casi tres, por constantes caídas de tensión, y al llegar ya casi a Manresa, por "congelación de la catenaria". O eso dijo el revisor, al menos. Cuando por fin el tren llegó a la estación, nada más salir pude ver, alucinado. todo el Cardener absolutamente helado (se podía cruzar de lado a lado), y por supuesto toda la ciudad medio congelada, con los restos de la nieve durísimos. Un termómetro de una farmacia marcaba -12°C pero el día era muy soleado y ya había subido algunos grados. No recuerdo haber pasado tanto frío en mi vida, pero sarna con gusto no pica jejeje