Ya para terminar, voy a añadir unas postales.
Uno de los hechos que más nos impresionó en nuestra estancia, no sólo por el hecho en sí, sino sobre todo por lo inesperado que nos resultó:
Las Auroras Boreales.Estábamos tranquilamente paseando por una zona relativamente oscura de Reykjavik nuestra última noche allí, concretamente, en los alrededores de Halgrimskirkja (la Iglesia de Halgrim). Cielo despejado, viento en calma... Y, de repente, (insisto, ni se nos había ocurrido pensar que íbamos a ver una de éstas), en el cielo, encima y delante de nosotros, pudimos ver unas intensas Auroras Boreales, de color verde brillante.
Nuestro primer impulso, lógicamente, fue sacar fotos. Tarea imposible, con nuestras modestas cámaras de andar por casa. Lo único que salía en la pantalla era el cielo negro...
De todas formas, disfrutamos enormemente del espectáculo, durante más o menos 10 minutos. Cambiaban levemente de forma y tamaño muy, muy despacio. Difícil, por no decir imposible, describir el momento (y sobre todo, nuestra emoción al verlo).
A falta de fotos, aquí va una postal:
Parece ser que precisamente el otoño y el comienzo del invierno son las mejores épocas para observar las auroras boreales. Y la mejor hora, alrededor de las 12 de la noche. Lo más importante es encontrarse en un entorno libre de luz artificial, y por supuesto, con cielo despejado...
En nuestro caso, cumplíamos con todos los requisitos, aunque de pura casualidad.
Después del espectáculo, proseguimos con nuestro paseo, sin dejar de mirar hacia arriba... aunque ya no vimos más. Como podéis imaginar... todavía nos dura la sorpresa.
Otras dos postales:
Las cataratas de Gullfoss (bloque 4), aquí en versión congelada:
Y (ésta sí es la última) otro ejemplo de arquitectura nórdica, con hierba en el tejado:
Ahora sí: Eso es todo. Una vez más, gracias a todos por vuestra atención y vuestros comentarios.Saludos.