Bien, pues veo que tras un mes de otoño transcurrido, sigo siendo el único que hace un seguimiento del tiempo, puntual.
Esta mañana, he ido a visitar a José María Gómez, vecino del pueblo de Ruente, un amigo de seguir la costumbre de observación del tiempo que nos anuncian Las Témporas y este es el resumen de lo que nos ha dado de si la charla:
ENTREVISTA CON “PIN” EN RUENTE. 23 de Octubre de 2008
Mañana fría de cielos despejados con el sol asomando por los tejados del pueblo, la de este jueves, 23 de Octubre, son las 10:30 h., nos encontramos en el pueblo de Ruente (Cantabria), charlando con D.º José María Gómez, Un hombre del campo y ganadero, ya retirado, que vive muy cerca del nacimiento de La Fuentona, el tema de conversación es el de “Las Témporas”.
José M.ª, “Pin”, para sus vecinos, siguiendo la tradición de sus antepasados y vecinos, los más de ellos ya desaparecidos, sobre la observación de Las Témporas, nos comenta a modo de entrevista:
Desde niño, (Pin nació en 1941), siempre observo como los mayores del pueblo,(comenta que muchos que conoció nacidos en el siglo XIX) ponían especial atención a los días de Las Témporas de San Mateo, por aquel entonces, los partes meteorológicos solo se daban por la radio (Muy escasas) y seguía muy arraigada la costumbre de observar los pronósticos a largo plazo como los que deparaban la observación de Las Témporas. “Pin” al igual que su familia y gran mayoría de vecinos, se dedicaba a las tareas del campo y a la ganadería de vacas tudancas, el estado del tiempo siempre era un tema de interés para estas gentes, algunos más que otros, manejaban con cierta soltura la observación de Las Témporas, considerados como más entendidos en la materia, sus predicciones tenían una cierta credibilidad.
El método de observación, es el mismo que hemos descrito en el foro, es decir, miércoles, viernes y sábado, anteriores al cambio de estación. El sistema, muy sencillo, consistía en mirar a las doce de la noche de cada uno de esos días, poniendo especial atención al del sábado, la dirección que marcaba el viento en esos momentos, se solían valer de un farol con la vela dentro y mirar en que dirección se inclinaba la llama y el estado del cielo, así como a la sensación térmica. A raíz de estas observaciones, se hacía pronostico sobre lo que el Otoño iba ha deparar.
Pin, tiene entre sus manos un ejemplar de “El Calendario Zaragozano”, y me muestra la página donde vienen anunciadas Las Témporas de todo el año, fijándonos en las de el Otoño. Me comenta que el Zaragozano me lo regalan normalmente todos los años algún vecino, por que saben que me gusta y tengo afición a observar Las Témporas. Esta afición, me trae más de una situación de guasa y mofa de algunos vecinos, ya sabes: que si no has acertado, que han fallado, que esto no tiene validez ninguna Que eso es cosa de brujas, etc, etc.... Pero también me comenta, que cuando acierta, nadie le comenta nada y como se callan (sonríe). No obstante me respetan en mi opinión y solo lo hacen como broma, normalmente en la taberna, en los ratos de tertulia y que casualidad, Las Témporas, es un tema muy candente, habitual, animado, cuestionado, discutible de conversación y que despierta el interés en la tertulia a todos los presentes.
“Pin”, en cierto modo se siente orgulloso de tener en su persona esa fama de observar Las Témporas y la de seguir la tradición de sus antepasados, a lo cual le animo que siga con esta costumbre, que aunque no tenga base científica alguna, ha sentado cátedra entre el medio rural de Cantabria y en las que el tiene, como casi todos los contertulianos su granito de fe. Para sus paisanos, aunque se mofen algunas veces de el y sus pronósticos, ocupa un lugar importante y sus palabras son tomadas en consideración por todos ellos.
Agradecer a José M.ª “Pin”, su gentileza, amabilidad y naturalidad a la hora de hablarnos de este tema.