Uno de los ataques de celos de mi pareja más
acohonantes fue en una fiesta que dio una amiga en su casa; un 7º piso.
No cayó nada de agua pero el cielo estaba muy lindo con incipientes
wall clouds y retículos tormentosos; la gente se afanaba en ligar
, fumar, beber y hablar por los codos.
Yo me paraba delante de uno de los ventanales y me quedaba allí un buen rato, hasta que Jose se me acercó muy "chamuscado" y me dijo que si él no era más importante que "eso" que centraba mi atención, que se iba de la fiesta.
¡Joderrrrr, que cabreo más impresionante cogió!
Aún hoy se lo recuerdo y me pone cara de pocos amigos