Esta batallita, cada vez que la recuerdo, me pregunto dónde me dejé ese día el sentido común...
Hace un par de años, por el verano, trabajando en una empresa del polígono de las afueras se lió el trabajo y nos alargamos hasta pasadas las 23H. Desde las 22H. ya se veían resplandores de rayos por detrás de la sierra Mariola, por la vertiente Oeste. El aparato eléctrico era impresionante y las condiciones de ese día prometían un buen espectáculo. Minutos antes de salir del trabajo se levantó viento racheado y empezaron a caer gotas como cubos de agua.
No se me ocurrió otra cosa que salir pitando de allí con el coche para entrar en la población antes que bajaran las barrancadas habituales que suelen cruzar la carretera de acceso al casco urbano en un par de sitios dejándola intransitable durante una o dos horas después de fuertes trombas de agua.
Esos dos puntos los pasé antes de que llegara la escorrentia de las montañas hasta allí y tan solo habían unos 10 cm de agua barro y piedras. Pasado ese punto empezó a caer granizo de tamaño considerable y me tuve que meter con el coche bajo un árbol para evitar posibles daños al vehículo si el tamaño de los granizos continuaba aumentando.
A los pocos minutos continué la marcha, ya que solo quedaban unos centenares de metros hasta casa. Al coger la calle que sube hasta mi casa, por allí bajaba toda la escorrentia de la parte alta de la población. El coche que iba delante de mí subió un bordillo de unos 25 cm para subirse a una acera y quedarse allí. Yo continué y el agua ya llegaba bajo de las puertas del coche y saltaba sobre el morro. Notaba que el coche pasaba sobre piedras, y le golpeaba toda clase de cosas al parachoques. Todo eso sin apenas ver nada por que el limpia funcionando a tope no quitaba suficiente agua del parabrisas.
Menos mal que luego tenía que tomar una calle perpendicular que ya no levaba tanta agua y aparqué.
Total que me calé hasta los huesos al entrar y salir del coche y pasé miedo de verdad. Fueron los 15 minutos más largos que recuerdo. Encima al llegar a casa estaban achicando agua que había entrado por debajo de las tejas. En media hora la tormenta pasó y el cielo se quedó completamente despejado. Si me hubiera tomado un café antes de salir del curro y me hubiera limitado a ver la tormenta desde la ventana antes de salir, hubiera estado más tranquilo. Pero ¡que me quiten lo bailado!
Al día siguiente parte de los equipos electrónicos de un par de maquinas de la empresa se habían volatilizado después del impacto de un rayo cercano, dejándolos inservibles de un solo cañonazo y provocando daños de mas de medio millón de las antiguas pesetas.