Aquí os aporto un extracto de un reportaje periodístico sobre la Antártida, donde subrayo ciertos párrafos que me parecen importantes para comprender el comportamiento y evolución de la banquisa.
Ross, formada, según la expresión de Sickleton, por un glaciar imperfecto que se eleva de 60 á 100 metros sobre el nivel del mar. Su superfice es sensiblemente horizontal, y termina bruscamente por un acantilado que se corta á pico sobre el mar, presentando una altura media de 50 metros. Entre la Tierra de Eduardo VII y Tierra Victoria, esta barrera de hielo descansa en algunos sitios sobre tierra; pero, en su parte media, hacia los 180° de longitud y 78° 30' de latitud, al pie del mismo acantilado, el mar presenta una profundidad de más de 800 metros. Así, pues, una gran extensión de la barrera flota sobre las aguas del Océino Antartico. Los icebergs que nadan en este océano, son simplemente fragmentos de esta barrera, destacados de ella por el embate del mar. Se advierte, en efecto, que estos icebergs, de forma prismática regular, no están constituidos por hielo, sino por nieve endurecida, como la Barrera de Ross, y que el único hielo que contienen proviene de la congelación del agua de mar donde flotan. En la unión de la barrera con las tierras del Este y del Oeste, los enormes glaciares que descienden de la porción continental han determinado inmensas ondas de presión separadas por grietas tremendas. Por efecto, sin duda, de la presión de estos glaciares que del continente descienden, la Barrera de Ross avanza hacia el Norte á razón de 500 metros por año. Este avance ha podido ser determinado por el desplazamiento apreciado en los depósitos de víveres que allí dejó Scott en 1903 y encontrados por Sackleton en 1908. La nieve que cae en el interior del Continente Antartico tarda 900 años en deslizarse hasta el mar por la pendiente que forma la meseta; al llegar de esta suerte al borde de la barrera, se desprende en forma de icebergs prismáticos que van, poco á poco, derritiéndose en el Océano á diferentes latitudes. Entretanto, ó sea durante esos 900 años, la cantidad de nieve que cae sobre la meseta continental, representa una capa de 270 metros de espesor y que se va consolidando en sustitución de la que desaparece por los bordes de la barrera. Pero, aunque los hielos y la nieve dura avancen constantemente hacia el mar en la forma dicha, el frente ó borde de la gran barrera va encontrándose cada año más al Sur; es decir, que los navegantes advierten en dicho frente un retroceso hacia el continente. Esto procede de que en el sector de Ross, como en todas las regiones antarticas, la acción glacial va disminuyendo de intensidad. En todo el casquete polar austral los glaciares han sido en tiempos anteriores mucho más extensos que al presente. Por todas partes se nota que la acción de los referidos glaciares antiguos era mucho más potente que la de los actuales. Los valles de la cordillera de la costa de Tierra Victoria tienen las vertientes cortadas como las de un camino abierto para un ferrocarril; las masas de rocas erráticas, el pulimento y las estrías que otras presentan, atestiguan la intensidad de los fenómenos glaciares de otros tiempos, en los que el volcán Erebus, alzándose aislado en medio del inmenso glaciar de la gran barrera, que á la sazón se elevaba 300 metros sobre el nivel del mar, era como un colosal mareógrafo que registraba las fluctuaciones de aquellos fenómenos. Después, la intensidad de la glaciación ha ido disminuyendo, y esta retirada de los hielos se manifiesta todavía de un modo tan marcado, que desde el viaje de Ross, en 1841, el frente de la gran barrera ha retrocedido cincuenta y seis kilómetros. En la región del litoral, las focas, los cetáceos, los pingüinos, los petreles son numerosos; pero en cuanto se penetra en el interior del Continente Antartico, se advierte que la vida desaparece casi por completo. Sobre las rocas erráticas de los glaciares se encuentran, á veces, algunos musgos y algunos liqúenes, y en los lagos, casi siempre helados, algunas algas. A esto se reduce actualmente la vida orgánica en aquella desolada región.
lando entre 760 y 710. Las tempestades, acompañadas de profundas depresiones barométricas, son muy frecuentes y de una violencia extraordinaria. Se comprende cuáles han de ser los efectos de los vientos arrastrando tonehdas de nieve y soplando con una velocidad de ciento cincuenta kilómetros por hora. Del lado de la Tierrra de Eduardo VII, los huracanes son más raros. La bruma y la niebla no son constantes. Se presentan durante el estío magníficos días de sol con todo su cortejo de halos múltiples, debidos á la refracción de los rayos luminosos en los cristales de hielo que siempre hay en suspensión en la atmósfera. Las noches invernales se hallan con frecuencia iluminadas por espléndidas auroras polares, que faltan por completo en otras regiones australes, como en la Tierra de Qraliam, por ejemplo. La temperatura media de los meses de invierno es de 30o bajo cero; muchos días desciende el termómetro hasta los 50» bajo cero y aún más. En el verano la temperatura media es de - 5", y no es raro que llegue á 20o bajo cero. Así, pues, puede decirse que en rigor no hay deshielo. Estas temperaturas son distintas de las reinantes en las regiones próximas al polo Norte, lo cual se explica por el desigual reparto de tierras y mares. El casquete boreal se halla rodeado por una masa continental casi continua; el enfriamiento intenso en el invierno y el calentamiento en el verano en los continentes circundantes hacen sentir su influencia hasta el mismo polo. En el hemisferio Sur una cintura no interrumpida de mares abiertos rodea el continente antartico, que goza, por lo menos en su periferia, de un clima marítimo. De esto resulta que los inviernos del Norte son más rigurosos que los antarticos, y los veranos australes más fríos que los boreales. Uno de los rasgos característicos del clima en la Gran Barrera de Ross es lo brusco de los cambios en el estado del tiempo. En muy pocas horas se pasa de la calma más completa á la tempestad más violenta y de una temperatura de cero grados á 30o bajo cero. En la gran meseta polar antartica los estíos son sumamente fríos. En el mes de Enero, que allí corresponde al centro del verano, se ha visto descender el termómetro á 40o bajo cero. Las tempestades son furiosas y los vientos soplan casi constantemente del Sur. La carta magnética de la región antartica ha sido trazada de un modo casi completo. Los físicos de la expedición Sackleton han llegado á estar en el mismo polo magnético austral, fijando su situación grográflca sobre la Tierra Victoria, á los 72° 25' latitud Sur y 115° 16' longitud Este. Amundsen y Scott han llegado al polo Sur geográfico, pero esta conquista del polo no ha resuelto todos loj problemas polares. No se sabe dónde terminan las grandes cordilleras que Amundsen ha visto dirigirse hacia el Sur Este hasta perderse de vista. ¿Se prolongarán hacia la tierra de Grahaní ó hacia la de Coates? No hay datos para determinarlo. Tampoco se tiene idea de si la meseta polar descenderá en pendiente suave hacia el Océano índico hasta las tierras descubiertas á lo largo del círculo polar antartico, ó si quedará encerrada en un macizo montañoso tan elevado y tan extenso como el de Tierra Victoria. Igualmente se desconoce lo que pueda existir detrás de la Tierra de Eduardo VII y su prolongación hacia el Sur. Probablemente se encontrarán masas continentales terrestres, pero también podría suceder que haya otra barrera de hielo análoga á la de Ross, y como ésta, flotando en gran parte sobre las aguas. Quedan, pues, aún muchos espacios vírgenes que explorar en las inmediaciones del polo Sur, y con ellos el esclarecimiento de importantes problemas relativos á la física del globo. Aunque la conquista del polo, ya realizada, parezca haber disminuido el interés por las expediciones á aquella región del planeta, queda aún mucho que hacer y grandes servicios que prestar á la ciencia en el casquete polar antartico.
Meteorológicamente, todo el casquete polar austral se halla bajo la dependencia de un centro de bajas presiones que cubre el Mar de Ross y del anticiclón antartico cuyo centro debe hallarse hacia los 80» de latitud Sur y los 40o longitud Este. En el borde de la barrera y en las costas de Tierra Victoria, los vientos dominantes soplan del Este y del Sur-Este. Las corrientes superiores, á cuatro mil metros de altura, llevan dirección Oeste. Su dirección ha podido ser observada muy frecuentemenie por la columna de humo del volcán Erebus...Teniendo en cuenta que este reportaje es de 1913, creo que hay muchas cosas que ya se sabían por aquella época y además puede que estos datos confirmen lo que se aprecia en el video que aporta Uller.
http://hemerotecadigital.bne.es/details.vm?o=&w=calentamiento+clima&f=text&t=%2Bcreation&l=600&l=700&lang=es&s=19