El ‘Columbus’ prepara odisea espacial
Ya sellado y montado en el contenedor que lo llevará a la plataforma de despegue, el desafío será acoplar el Laboratorio Europeo a la Estación Espacial Internacional
Hace 500 años, la odisea de un navegante genovés que partió hacia los ignotos confines de la mar Océano descubrió un “nuevo mundo” y enlazó a dos continentes. Ahora, un nuevo Columbus está listo para otra hazaña: además de unir Europa con América, revelará los secretos ocultos más allá de la Tierra conocida.
El punto de salida: no el Puerto de PALOS (HUELVA), sino las instalaciones del Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida; el itinerario previsto: no la ruta occidental hacia las Indias, sino la Estación Espacial Internacional (EEI), adonde una vez instalado, el Laboratorio Europeo Columbus permitirá efectuar investigaciones científicas.
Considerado como la piedra angular de la contribución de Europa —a través de su agencia espacial, European Space Agency (ESA)— al proyecto multinacional de la Estación Espacial Internacional, el complejo será transportado en la bodega de carga del transbordador Atlantis de la NASA.
La ESA reportó que el Columbus fue movido del stand de trabajo donde estaba, en las instalaciones de procesamiento de la NASA y colocado dentro del contenedor que lo transportará al módulo de lanzamiento 39A, en preparación para su viaje por el océano espacial hasta los 400 kilómetros de altitud.
La salida está prevista para el próximo 6 de diciembre. “El stand vacío significa uno de los hitos más visibles del proyecto Columbus”, afirmó Alan Thirkettle, responsable del programa de la Estación de la ESA.
“Es un paso adelante esencial para el Laboratorio de cara a su lanzamiento y su acoplamiento final a la estación. Constituye un momento simbólico para todos aquellos que han contribuido a su desarrollo, un momento que recordarán y del que pueden estar completamente orgullosos”, agregó.
“Finalmente vamos a usar muchas de las nuevas capacidades que hemos desarrollado. En verdad los (países) socios internacionales haremos un auténtico uso de la estación”, comentó Michael Sarafin, director de vuelo de la misión.
“Una vez que el laboratorio esté en operaciones tendremos una presencia permanente en la estación. Contaremos con nuestros propios bienes y la ESA podrá alcanzar sus objetivos científicos como socio, compartiendo recursos con otros (países) participantes en lugar de solamente comprarlos”, proclamó Bernardo Patti, director del proyecto.
La descarga, el mayor reto:
Un equipo de siete astronautas participará en esta odisea. Entre ellos figuran el alemán Hans Schlegel y el francés Léopold Eyharts. El primero ayudará a instalar y poner en marcha el Laboratorio, además de colocarle dos instrumentos científicos en el exterior. El segundo permanecerá a bordo de la EEI dos meses después del vuelo para revisar las funciones del Columbus y sus instalaciones experimentales.
“Esto es historia. Europa está haciendo cosas que nunca antes hicimos. Realmente es el primer paso hacia el establecimiento de operaciones permanentes en el espacio”, dijo el científico galo.
Pero la encomienda no es nada fácil, pues retirar el Laboratorio del Atlantis para luego acoplarlo a la estación constituye el primer y más grande desafío. Y es que Columbus fue diseñado antes de que la NASA reemprendiera los vuelos con transbordadores, tras el fatal accidente del Columbia en 2003.
La agencia estadunidense tuvo que realizar modificaciones como la adición de un dispositivo de unos 15 metros, que es usado por el brazo robótico del transbordador para inspeccionar su escudo contra el calor. Por ello, no hay espacio de carga suficiente para éste y el Columbus.
El asidero empleado por el brazo automático para cargar y descargar el Columbus se interpone en el camino del mencionado dispositivo de revisión de la aeronave, así que el laboratorio será lanzado sin él.
Sólo después, durante la primera caminata espacial de esta misión y una vez que el Atlantis haya parado, los astronautas Rex Walheim y Hans Schlegel deberán colocar de nuevo el asidero. “Tiene que salir exactamente como se ha planeado; de otra forma, no podremos sacar al Columbus de la bodega de carga”, consideró Michael Sarafin.
Al completar estas labores, se habrá avanzado en 60% en la construcción de la EEI, que según se prevé estará concluida hacia 2010. Ese año los transbordadores espaciales de EU —el Atlantis, el Discovery y el Endeavor— serán retirados para ser remplazados, cinco años después, por una nueva generación de aeronaves denominadas Orion, que tendrán más capacidad de carga.