En cuanto a los climas templados, en lugar de la isoterma de 0ºC del mes más frío como hace Trewartha, adopto la amplitud térmica (como sugería Roberto) para diferenciar el oceánico D
o del continental D
c, de manera que si es menor que 16ºC se trata de un clima oceánico y si es mayor o igual que esa cifra es continental, como los climas semicontinentales de transición (
übergangsklima en alemán) centroeuropeos D
cb (lorenés de Viers) y D
ca (danubiano de Viers).[/quote]La cifra de 16ºC la he tomado de Troll-Paffen y resulta de restar la isoterma de 22ºC del mes más cálido, que separa los climas de verano cálido y fresco, de la de 6ºC, que separa los climas con invierno auténtico de los que no lo tienen (Miller).
Sin embargo, resulta que algunos climas de interior de la Península no llegan a esa amplitud, por lo que prefiero adoptar un criterio basado en la distribución de las precipitaciones. para distinguir su subtipo bioclimático estepario (que en realidad es más bien continental), Rivas-Martínez utiliza la fórmula (que seguramente habrá tomado de otros autores) P
s > 1,1 P
w, donde P
s es la precipitación del trimestre de verano (junio-agosto) y P
w la del trimestre invernal (diciembre-febrero). Si extendemos la fórmula a semestres completos, resultaría que los climas de tipo continental tendrían que tener un porcentaje de precipitación en verano superior a 52,38%. Tomando como tal el período más cálido del año (mayo-octubre en nuestras latitudes), según esta fórmula resultaría que localidades costeras como Barcelona,Tarragona o Tortosa y otras de interior como Girona o Huesca tendrían un clima continental, mientras que por ejemplo Madrid, Marsella o Valencia serían oceánicas.
La elección del semestre tiene una gran importancia a la hora de clasificar los climas, ya que si tomamos el período de mayor altura aparente del sol (abril-septiembre) como preconizaba Köppen, las localidades mencionadas dejarían de ser continentales, al contrario de otras como por ejemplo Manresa, Lleida, Zaragoza o Teruel. En el caso de París, ambos criterios, el de la amplitud térmica y el de las precipitaciones dan como resultado un clima oceánico al borde del continental.