Esto implica que no habrá un rapido aumento en su consumo. Así pues salvo masiva vuelta al carbón las emisiones no aumentarán mucho.
El carbón no necesita volver porque no se ha ido.
Es cierto que desde que Margaret Thatcher empezó a cerrar las minas (y de paso a domesticar a los sindicatos) los gobiernos y sindicatos europeos de toda condición (de derechas e izquierdas) le han seguido en lo que han podido, promocionando las centrales electricas de gas y, a la chita callando, las nucleares.
Pero fuera de Europa, el carbón, como principal fuente primaria de energía eléctrica ha seguido creciendo.
Aquí abajo pongo, por ejemplo, el aumento de la producción de carbón en Estados Unidos, y su proyección futura, en donde las grandes minas a cielo descubierto del oeste del país producen desde hace años más carbón que las minas tradicionales del este (que son como las europeas, más caras e inseguras). Eso le permite tener una producción eléctrica autónoma (no dependiente, como nosotros ni de Rusia ni de Argelia) y continuar con una moratoria de construcción de centrales nucleares desde el accidente de Three Mile Island en 1979.
También pongo una gráfica de las emisiones de carbono a la atmósfera en Estados Unidos según su proveniencia: petróleo (oil), carbón (coal) y gas natural (gas). A pesar del uso masivo del petróleo para el transporte, se observa que las emisiones provenientes del carbón (por su uso masivo en la producción de electricidad) apenas le sigue a la zaga.
Me parece a mí que en Europa los dirigentes políticos y económicos han logrado hacer creer a la población que el carbón no existe, que murió hace tiempo. Pero no es así. A nivel mundial hay un continuo incremento de la producción y uso del carbón. En China se construye una nueva central eléctrica de carbón cada tres días. Y en USA existen ya en desarrollo centrales eléctricas integradas de ciclo combinado en las que el carbón se gasifica primero, reduciendo mucho las emisiones.
Quizás el carbón tiene un gran inconveniente: es demasiado abundante y está demasiado bien repartido por el mundo como para que los grandes poderosos hagan negocio.