Nueva serie de "Flysch" que aunque muy frecuente en Arnía, no ocupa gran extensión, a diferencia de Zumaia (Guipúzcoa):
Debido a la humedad y a su orientación hacia el norte, las rocas van poblándose lentamente de musgo y líquenes, siempre que la zona donde comienzan a desarrollarse no esté en contacto directo con el mar:
Las olas chocan violentamente contra la primera barrera de rocas:
El acantilado, al fondo de la plataforma, va desmoronándose progresivamente pero en esta ocasión el efecto directo no lo produce el mar si no el agua de lluvia. Esta va reblandeciendo los sedimentos en los que se apoyan las rocas hasta hacerlos desaparecer. Al faltarles un punto de apoyo a éstas rocas, van cayendo al fondo originando los
canchales. Esto pondrá en peligro, con el paso del tiempo, a las viviendas construídas más arriba:
Incrustaciones de feldespato en un bloque caído:
Entre las rocas desgajadas se encuentran multitud de fósiles. Este (si no me equivoco) pertenece a un tipo de esponja, lo que demuestra que en otros tiempos hubo aquí un mar cálido, casi tropical:
La discordancia de materiales se pone de manifiesto en el talud del acantilado. En la foto vemos una vena de pizarras (rocas más oscuras) al lado de estratos de caliza (a la derecha y de coloración más clara):
La roca conocida como "El Castillo" y su ventana:
En esta pared inclinada se juntan dos tipos de rocas: Una de color tostado que corresponde a la caliza y la que se superpone se trata de láminas arcillosas de color gris. Al ser ésta última capa mucho más blanda que sobre la que se apoya se va erosionando primero, dejando al descubierto la roca sobre la que subyace, que es más dura.
Esta diferencia se debe a que cuando la capa caliza se estaba formando en un mar cálido y limpio se produjo un importante cambio climático con abundantes lluvias. Los rios primitivos arrastraron los sedimentos hacia el mar, que se fueron depositando sobre la capa caliza que ya existía. Mas tarde, las enormes fuerzas de la tierra levantaron estas placas casi verticalmente sobre el mar. La erosión posterior ha ido haciendo el resto:
Restos fósiles correspondientes al "Micraster Coranguinum", una especie de erizo de la época del Cretácico Superior (Santoniense), que vivía en aguas más cálidas. Me encuentro sobre trozos de rocas de más de 60 millones de años de antigüedad.
Por desgracia no sólo se encuentran restos de fósiles en Arnía, si no también las manchas de petróleo del vertido del Prestige:
Incrustaciones de óxido de hierro en las rocas:
Cuando empezó la sedimentación de los rios a causa de un antiguo cambio climático, los limos y arcillas que transportaban se introdujeron en las grietas de la caliza, rellenándolas. El resultado son estos surcos de color amarillo que aparecen en algunas de las rocas:
A ésta singular formación rocosa se la llama el "barco de piedra". Es curioso el alineamiento que tiene con las rocas del fondo de la fotografía:
Es hora de volver. Una última vista a la plataforma después de ésta entretenida visita:
De nuevo en lo alto de acantilado, volvemos la vista hacia el oeste para ver la blancura de los Picos de Europa:
O hacia el sur, donde se muestra parte de la Cordillera Cantábrica:
FIN