CUERPOS MENORES (Meteoritos, Cometas, Asteroides)

Iniciado por MeteoHuelva, Martes 18 Septiembre 2007 20:31:53 PM

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Hallada en dos meteoritos la mayor cantidad de materia orgánica proveniente del espacio

Los meteoros impactaron contra el Polo Sur y gracias a las bajas temperaturas pudieron conservarse en perfecto estado

Un grupo de científicos norteamericanos ha descubierto en dos meteoritos la mayor cantidad de materia orgánica procedente del espacio detectada hasta la fecha. Este descubrimiento aumenta las posibilidadades de que la vida en la Tierra provenga en todo o en parte del espacio.

Hasta hoy se habian detectado concentraciones de 15 partes de materia orgánica por millón pero en los que ha encontrado la NASA en el Polo Sur hay más de 180. Este hallazgo demuestra que el sistema solar en sus orígenes radicó en los llamados ladrillos orgánicos, un hecho que explica Javier Armentia, astrofísico y director del planetario de Pamplona:

"Este descubrimiento demuestra que la materia puede sobrevivir en un viaje en torno al sol y al impacto en un planeta". Un hecho, explica el astrofísico, que "abre una posibilidad de que hayan podido existir procesos similares no sólo en nuestro sistema solar, sino en otros lugares".



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Canadá lanzará la primera misión espacial para detectar asteroides

Hasta el momento los científicos han usado telescopios terrestres
Algunos especialistas no creen que el dispositivo sea adecuado


MADRID.- Un satélite del tamaño de una maleta que pretende descubrir asteroides potencialmente peligrosos cerca de la órbita de la Tierra será lanzado por Canadá en 2009. La misión, primera de este tipo, busca detectar a los asteroides que son difíciles de divisar desde nuestro planeta.

Hasta el momento los científicos han usado telescopios terrestres para detectar los objetos cercanos a la tierra (near-Earth objects, NEOs, en inglés) y determinar si alguno pudiera chocar con nuestro planeta.

Pero la dificultad de detectar muchos de estos objetos desde la Tierra ha hecho que la Agencia Espacial Canadiense planee el lanzamiento del primer telescopio espacial dedicado a cazar NEOs.

El Near Earth Object Surveillance Satellite (NEOSSat) tendría el tamaño de una maleta, 60 kilogramos de peso y un coste aproximado de 10 millones de dólares.

Este dispositivo contará con un telescopio con un espejo de 15 centímetros, mucho más pequeño que gran parte de los telescopios utilizados por astrónomos aficionados. Su desarrollo y posterior lanzamiento será dirigido por los científicos Alan Hildebrand de la Universidad de Calgary y Brad Wallace del departamento de Defensa, Investigación y Desarrollo de Canadá.

A pesar de sus modestas dimensiones, la ventajosa posición del artefacto desde el espacio le podría permitirle descubrir objetos difíciles de ver desde la tierra. La mayoría de los NEOs que se usan actualmente se ubican en orbitas que se extienden lejos del Sol y no se aventuran mucho fuera de las órbitas de la Tierra.

El intenso brillo en el cielo, propio del amanecer y la puesta del Sol, los dos momentos en los que estos objetos pueden llevar a cabo su trabajo, dificulta su adecuada visibilidad. El NEOSSat, que operará por encima de la atmósfera, dará una vista mucho más clara de los asteroides. Incluso se espera que el telescopio catalogue al menos el 50 % de los asteroides presentes a un 1 kilómetro de distancia.

Pero Timothy Spahr, astrónomo del Centro de Astrofísica de Cambridge en Massachussets, Estados Unidos, y coautor del informe que presentó la NASA el año pasado al congreso estadounidense sobre el riesgo que representan los NEOs para la tierra, afirma que estos objetos pueden resultar muchos más peligrosos que los telescopios terrestres por que pueden durar más tiempo en las cercanías de la tierra donde existen grandes posibilidades de coalición.

Opiniones encontradas

Sphar asegura que las mejoras conseguidas en los últimos años en la tecnología de las cámaras ha logrado mejorar los telescopios terrestres, por lo que él no está muy confiado de los éxitos que puede conseguir el lanzamiento del NEOSSat.

"Lo único que se logrará demostrar con esta misión es lo que se puede hacer desde la órbita de la Tierra, y eso no es nada novedoso", informó el científico a la publicación New Scientist. "Se conseguiría mucho más ubicando un telescopio en la órbita de Venus", añade Sphar quien además a cuestionado el costo del proyecto.

Alan Harris del Instituto de Ciencia Espacial en Boulder Colorado, en Estados Unidos, también ha manifestado que él no considera que la misión servirá para mejorar las revisiones de los telescopios terrestres, que "logran divisar una gran cantidad de asteroides cerca de la órbita de nuestro planeta". Pero asegura que el satélite podría ayudar a estudiar las poblaciones de asteroides que están mucho más cerca al Sol que aunque no afectan a la tierra son de gran interés para los científicos.

El NEOSSat es patrocinado en parte por el Departamento de Defensa Nacional de Canadá, que también pretende usarlo para rastrear otros satélites en la órbita. Actualmente, esto se hace con telescopios terrestres, que a veces se enfrentan a obstáculos como nubes y otras limitaciones.

Los asteroides y cometas golpean ocasionalmente la Tierra generando devastadoras consecuencias. El ejemplo más legendario de estos choques es el impacto de un asteroide de 10 kilómetros que, tal y como se especula, pudo haber producido la extinción de los dinosaurios. Hasta el momento, más de 5000 objetos de este tipo han sido encontrados en órbitas que los acercan peligrosamente a la Tierra.




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Abogan por ampliar la red española de detección de bólidos y meteoritos

José María Madiedo, profesor titular de Física del Universidad de Huelva, ha apostado hoy durante su participación en la I Jornada científico-divulgativa sobre el meteorito 'Puerto Lápice' que cayó en la provincia de Ciudad Real, por ampliar la red española de detección de bólidos y meteoritos.


Madiedo, que ha inaugurado dicha jornada junto con la alcaldesa de Puerto Lápice, Ana María Contreras, y el viceconsejero de Ciencia y Tecnología de Castilla-la Mancha, Enrique Díez, ha considerado necesario contar con el apoyo de las administraciones para ampliar la red que permita actuar 'con mayor rapidez y precisión ante la caída de bólidos y meteoritos en el territorio nacional'.

El investigador ha explicado a EFE que, en la actualidad, cuentan con sistemas y técnicas para detectar bólidos y meteoritos y varios equipos de trabajo preparados para actuar, que se reparten en la zona occidental de Andalucía y en Cataluña, con un radio de acción de 500 kilómetros de distancia.

No obstante, ha sostenido que sería importante contar con más equipos y, concretamente, con uno en Castilla-La Mancha que permitiera observar y actuar en caso de detectarse una colisión de este tipo.

Para Madiedo, el desarrollo de la red sería muy conveniente para lograr una mayor cobertura en todo el territorio nacional que permitiera el desarrollo de este tipo de investigaciones.

El profesor ha señalado que este desarrollo se uniría al esfuerzo que están realizando instituciones como la Universidad de Huelva, que instalará un centro de observación en el Parque Nacional de Doñana y ha desarrollado un software capaz de predecir a partir de determinados datos el punto aproximado de impacto de los meteoritos.

De este modo, ha comentado, 'estaremos en mejores condiciones de poder predecir el lugar aproximado donde ha impactado un meteorito y, a partir de ahí, poder recogerlo para proceder a su identificación y análisis y determinar su procedencia'.

Madiedo ha subrayado la importancia que estos trabajos tienen a nivel internacional y, de ahí, la ampliación de la red nacional, puesto que la recuperación de meteoritos, como en el caso del de 'Puerto Lápice', permiten evitar grandes inversiones en misiones espaciales para la obtención de información.

Como ejemplo dijo que mientras que 'la NASA lanzó hace dos años la sonda Dawn para explorar el asteroide Vesta, al que llegará dentro de otros dos años más, nosotros tenemos ya fragmentos de Vesta que nos permiten investigar y conocer lo que es lo que ha sucedido allí, de ahí la importancia que tiene el recuperar los meteoritos', ha concluido.

http://actualidad.terra.es/ciencia/articulo/abogan_ampliar_red_espanola_deteccion_2464443.htm





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#87
Astronautas piden tomar acción ante amenaza de asteroides

Buscan que ONU dicte protocolo a seguir si se identifica un riesgo de impacto

Un objeto de 1 km de diámetro podría causar destrucción global


Cada noche, mientras usted duerme, decenas de expertos observan el espacio en busca de asteroides que orbitan cerca nuestro.

Estos observadores del cosmos tienen un objetivo claro: determinar, con la mayor exactitud posible, la órbita de cada uno de esos objetos y hacer proyecciones para saber si existe la mínima posibilidad de que alguno de ellos se cruce por el paso de nuestro planeta y choque contra nosotros.

La colisión de un objeto de un kilómetro de diámetro puede devastar el planeta y se sabe que hay 1.200 de ellos por allí.

Sin embargo, a diferencia del pasado, ahora estamos en la posibilidad de saber la amenaza y hacer algo al respecto, según explicó a La Nación Russell Schweickart, astronauta de la misión Apolo 9 (1969) de la NASA y fundador de la Asociación de Exploradores Espaciales (ASE), un grupo formado por individuos que han dado al menos un viaje espacial entorno a la Tierra.

Schweickart y dos decenas más de expertos, entre ellos el astronauta costarricense Franklin Chang, formaron parte de una reunión sobre mitigación de la amenaza de asteroides que organizó la ASE en nuestro país.

El panel de discusión se llevó a cabo en las instalaciones de la Universidad Earth, en Limón, entre el 22 y el 26 de abril pasado.

La ASE, junto a este panel de expertos, está elaborando un documento que será presentado ante la Organización de las Naciones Unidas, señalando el riesgo que existe y las acciones que se pueden tomar; pero sobre todo, hace un llamado a que ese organismo determine el protocolo a seguir si se identifica una amenaza real de impacto.

Responsabilidad mundial. ¿Quién debe examinar el cosmos en busca de asteroides que puedan colisionar contra la Tierra? ¿Quién debe emitir una alerta de impacto? ¿Quién decide qué acción tomar para evitar el impacto?

Esas son algunas de las preguntas que plantea Schweickart y por las que él, y su asociación, considera que es un asunto que debe asumir la representación de todos los países del planeta.

“Los criterios que deben esbozarse y el proceso que debe establecerse, desde nuestro punto de vista, es algo que debe hacerse antes de tener una verdadera amenaza. Porque en el momento en que se tenga una amenaza real, van a entrar a actuar la política de las potencias”, señaló Schweickart.

El informe, que será presentado formalmente ante la ONU a través del Comité de Uso Pacífico del Espacio, sugiere que debe existir un sistema de información de análisis y alertas al que tengan acceso todos los países.

Además, el exastronauta señala que todas las naciones con capacidad de ir al espacio deben formar parte de las campañas de desviación de un asteroide, pero la ONU debe preocuparse por quién paga esas campañas y quién se hace cargo de los efectos colaterales si falla. Agrega que el sistema debe permitir que los países que no tienen la tecnología espacial, sí tengan voz y voto en el tema.

“El mayor reto en todo esto no es conocer la amenaza, no es saber qué hacer al respecto, es poder tomar la decisión”, concluye Russell Schweickart.

http://www.nacion.com/ln_ee/2008/mayo/18/aldea1540557.html





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Aumentan las probabilidades de colisión de un asteroide con la Tierra
 

Científicos del Reino Unido han desarrollado un modelo matemático según el cual el sistema solar atraviesa actualmente la zona más densa de la Vía Láctea, una trayectoria que se produce cada 35-40 millones de años y que provoca un aumento en la cantidad de asteroides que se adentran en nuestro sistema solar y de los riesgos de colisión con la Tierra de uno de estos cuerpos rocosos. Se considera que al menos dos extinciones masivas de la vida en nuestro planeta se han producido en estas trayectorias, por lo que el modelo matemático respalda con nuevas evidencias esta teoría. Los astrónomos advierten que deberían destinarse más medios a la búsqueda de los "Objetos próximos a la Tierra". Por Yaiza Martínez.


Científicos del Cardiff Center of Astrobiology, del Reino Unido, han desarrollado un modelo matemático que confirma que, actualmente, nuestro sistema solar está atravesando el llamado plano galáctico, lo que aumenta las probabilidades de que algún asteroide colisione con la Tierra. Un asteroide es un cuerpo rocoso que orbita alrededor del Sol. Se convierte en meteorito cuando ingresa a la atmósfera Terrestre.

En astronomía, se denomina galáctico al plano situado en medio de la región en la que se hallan la mayor parte de las estrellas de una galaxia con forma aplanada, como las galaxias espirales. Este plano pasa por el centro de la galaxia.

Según informa la revista TFOT, los científicos señalan que nuestro sistema solar atraviesa el plano galáctico de la Vía Láctea cada 35-40 millones de años. En anteriores ocasiones, el viaje del sistema solar a través del plano galáctico ha coincidido con extinciones masivas de la vida en la Tierra, como consecuencia del choque contra ésta de un meteorito de gran tamaño.

Extinciones pasadas

El modelo matemático creado por los investigadores demuestra que nuestro Sol "brinca" de arriba abajo a través del plano galáctico de la Vía Láctea y, a medida que va atravesando las partes más densas de dicho plano, las fuerzas gravitacionales empujan a los cometas fuera de sus trayectorias y los precipitan hacia el interior del sistema solar. Como consecuencia, las probabilidades de que un meteorito alcance la Tierra aumentan.

Los profesores Janaki Wickramasinghe y Bill Napier, de dicho centro, explican en la Monthly Notices of the Royal Astronomical Society que el modelo ha permitido calcular el flujo de cometas que se han adentrado en el sistema solar procedentes de la llamada Nube de Oort durante periodos anteriores.

Esta Nube de Oort es una nube de cometas que se cree que se encuentra en el límite del sistema solar, a una distancia aproximada de 100.000 UA (UA es una unidad astronómica que equivale a 149.597.870 kilómetros).

Estadísticamente, se calcula que en ella existen entre uno y cien billones de cometas, con una masa total tal vez superior a la de Júpiter. Aunque nunca ha sido observada directamente, se cree que la Nube de Oort estaría constituida por los "escombros" de nuestro sistema planetario, al que envolverían como una especie de globo.

Según Wickramasinghe y Napier, los episodios de "bombardeo" extra de cometas al sistema solar se producen a escalas de tiempo características de entre 25 y 35 millones de años, en especial en los periodos en que el sistema solar atraviesa el plano galáctico.

Peligro futuro

De hecho, las expectativas teóricas del modelo matemático coinciden en el tiempo con la edad de los cráteres por impacto de meteoritos aparecidos en la Tierra en los últimos 250 millones de años.

Hace años que la comunidad científica concluyó que, al menos, dos de las extinciones masivas de las formas de vida terrestre han tenido lugar durante un periodo de travesía del sistema solar a través del plano galáctico. El modelo de los investigadores de Cardiff respalda con nuevas evidencias esta teoría.

Según los astrónomos, el último encuentro del sistema solar con uno de los brazos luminosos de la Vía Láctea (brazos que contienen formaciones estelares) ocurrió hace 65 millones de años. Este encuentro dio como resultado la extinción de casi todos los dinosaurios y de casi el 60% de la vida vegetal de nuestro planeta.

El modelo matemático ha deducido, tanto de los registros de los cráteres por impacto y por la posición del Sol con respecto al plano galáctico, que en la actualidad atravesamos un periodo similar.

Por esta razón advierten de que deberían destinarse más medios y esfuerzos en la búsqueda de los denominados "Objetos próximos a la Tierra" (en inglés los "NEO" ), que son aquellos cometas o asteroides que, atrapados por la atracción del Sol o de los diversos planetas en órbita alrededor de éste, podrían acabar acercándose peligrosamente a nuestro planeta. Los cometas están mayoritariamente compuestos de hielo y polvo, mientras que los asteroides son rocosos.

Según Napier, habría que explorar a fondo el sistema solar a la búsqueda de fragmentos de cometas y también de cuerpos extremadamente oscuros (cometas inactivos) que no pueden detectarse con herramientas corrientes, sino que necesitarían ser rastreados con radiación infrarroja.

¿Más vida?

Todos estos aspectos negativos del viaje del sistema solar por las regiones más densas de la Vía Láctea tendrían un lado positivo, señalan los científicos: la posible expansión de la vida a lugares remotos del universo.

Es posible, señalan los astrónomos, que los periodos de colisiones de la Tierra con meteoritos permitieran a formas microbianas de vida (a microorganismos) abandonar la Tierra, arrastradas por el polvo y los fragmentos de piedra desprendidos en los impactos, para poblar lugares distantes del universo.

Esta idea está relacionada con la teoría de la Panspermia, que señala que la vida en nuestro planeta empezó de esta forma, al llegar en forma de microorganismo en un meteorito.

Aunque es una teoría polémica, es cierto que existen pruebas de bacterias capaces de sobrevivir largos períodos de tiempo en el espacio exterior. Chandra Wickramasinghe uno de los creadores de dicha teoría (junto al astrónomo Sir Fred Hoyle), declaró en en una entrevista realizada en 2003 que él y sus investigadores habían encontrado evidencias de la existencia de moléculas orgánicas en el polvo interestelar y también en el polvo cometario.

Aunque ya se ha aceptado que el polvo interestelar y cometario es orgánico en una proporción bastante alta, la pregunta que se hacía Wickramasinghe entonces era: ¿cómo es que las partículas formadas en el espacio tienen las mismas propiedades que las bacterias?

http://www.tendencias21.net/Aumentan-las-probabilidades-de-colision-de-un-asteroide-con-la-Tierra_a2307.html




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Astrofísico pide leyes preserven a los meteoritos como patrimonio nacional


El astrofísico del Instituto de Ciencias del Espacio del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Josep María Trigo Rodríguez ha considerado hoy fundamental que España legisle para considerar como patrimonio nacional aquellos meteoritos que impacten en territorio español.

Trigo ha hecho estas consideraciones a Efe antes de participar en los actos de conmemoración del primer aniversario del impacto de un meteorito poco común sobre Puerto Lápice el 10 de mayo de 2007, que fue bautizado oficialmente por la organización internacional Meteoritical Society con el nombre de esta localidad manchega.

Para el científico, miembro también del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC), el actual vacío legal que existe en la legislación impide 'preservar y proteger del expolio a los meteoritos que caen en territorio español y que concitan el interés de los grandes 'cazameteoritos' del mundo'.

En su opinión, es primordial que el Gobierno cubra con una legislación adecuada este vacío para evitar que este tipo de personas, que calificó 'sin escrúpulos', se enriquezcan e impidan que el mundo científico y los museos puedan estudiar estas piezas valiosas desde el punto de la investigación.

El astrofísico señaló que las actuales leyes son 'muy genéricas' y, en ningún caso, otorgan la propiedad de un meteorito al pueblo español, lo que no evita que estas piezas acaben en otros países del mundo.

Este fue el caso del meteorito 'Puerto Lápice', cuya belleza y singularidad favoreció que los principales 'cazameteoritos' del mundo, llegados desde países como Estados Unidos, Francia, Austria o Uruguay, dedicaran grandes esfuerzos a buscar sus restos, mucho de los cuales acabaron en sus manos.

Trigo ha resaltado la importancia del meteorito que se precipitó hace ahora un año sobre Puerto Lápice, conocido como del tipo eucrita (roca basáltica), nunca antes recuperado en España y que tiene su origen en el asteroide Vesta.

El investigador del CSIC ha recordado que en Europa sólo hay restos de ocho meteoritos similares al caído en Puerto Lápice, del que se han recuperado unas 20 piezas en total, de entre 0,5 y 4 centímetros y 0,1 y 10 gramos.

Ha explicado también que el meteorito 'Puerto Lápice' tenía un diámetro inferior a medio metro, por lo que, a una velocidad de entrada típica de unos 20 kilómetros por segundo, debió desprender una energía durante el impacto de una centésima de kilotón de TNT.

El meteorito alcanzó una luminosidad intermedia entre el Sol y la Luna y, con el estallido, provocó un gran estruendo, por lo que pudo verse y escucharse desde poblaciones situadas a 500 o 600 kilómetros de distancia.


http://actualidad.terra.es/ciencia/articulo/astrofisico_leyes_preserven_meteoritos_patrimonio_2464447.htm



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Los astrónomos definen a Plutón como planeta 'plutoide'


La Unión Astronómica Internacional le da este nombre a los planetas enanos brillantes.

Plutón e Iris serán los primeros planetas en recibir esa definición

Esta misma organización decidió 'arrebatarle' a Plutón la categoría de planeta


¿Cómo definir a los cuerpos brillantes que giran pero que no tienen una órbita definida? Hasta ahora se llamaban 'planetas enanos', pero durante dos años los miembros de la Unión Astronómica Internacional (IAU, en inglés) han estado dándole vueltas al asunto.


Finalmente, se les ha encendido la 'bombilla': Plutoides. De esta forma, dan un nombre 'científico' a estos planetas que empiezan a aflorar a medida que se perfecciona la observación astronómica y se hace un homenaje a uno de los juguetes rotos de esta organización, el ex planeta Plutón, al que estos mismos astrónomos decidieron despojar de su condición.

"Al final, acabamos con una definición del tipo 'como Plutón', así que no creo que haya término mejor para definirlos", ha asegurado el secretario general de la IAU, Karel van der Hucht.

Por el momento, tan sólo Plutón y su vecino Eris son los únicos planetas que se pueden ajustar a esta definición, aunque podrían seguirles los planetas enanos brillantes que orbitan alrededor de Neptuno.

Sin embargo, habrá otros planetas enanos que se quedarán fuera de esta categoría. Por ejemplo, los que se encuentran en el cinturón de Kuiper, un anillo de hielo ubicado bajo Neptuno, porque carecen de la luminosidad suficiente para ser llamados así.


Críticas al nombre y su definición

Tanto el nombre como los límites de su definición ha provocado ácidas críticas en algunos astrónomos que no están de acuerdo con el rumbo tomado en los últimos tiempos por esta asociación.

"Suena como hemorroide y como asteroide y, por supuesto, estos objetos no son asteroides", ha precisado el científico espacial Ala Stern de la Asociación  Universitaria de Investigación Espacial de Maryland (EE.UU.) a la revista New Scientist.

Para Stern, la decisión de darle este nombre a ciertos planetas enanos no ha sido abierta y corre el serio riesgo de convertirse en irrelevante.

"La IAU podría anunciar mañana que el cielo es verde, pero eso no hace que sea así", ha bromeado.

Según Michael Brown, del Instituto Tecnológico de California, el hecho de que también se tenga en cuenta el brillo para ser 'plutoide' supone que cuerpos como Ceres, ubicado entre Marte y Júpiter, también se quedaría fuera de la definición.

"Hace que objetos del mismo tamaño puedan ser llamados 'plutoides' o 'no plutoides' dependiendo de lo que cubra su superficie. Si Plutón estuviese cubierto de polvo, podría no ser considerado un plutoide", ha denunciado.








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Confirman procedencia extraterrestre de ADN primitivo

El hallazgo sugiere que partes de la materia prima para crear las primeras moléculas de ADN y ARN pueden proceder de las estrellas

Científicos han confirmado por primera vez, que un importante componente del primer material genético que evoluciono en la Tierra es de origen extraterrestre, tras estudiar el material de un meteorito y cuyos resultados fueron publicados en la revista Earth and Planetary Science Letters.
El hallazgo sugiere que partes de la materia prima para crear las primeras moléculas de ADN y ARN pueden proceder de las estrellas.

Científicos, de Europa y los Estados Unidos, dicen que su investigación, proporciona pruebas de que la materia prima de la vida procedía de fuentes más allá de la Tierra.

Los materiales que se han encontrado son moléculas uracilo y la xantina, precursores de las moléculas que componen el ADN y ARN, y que se conocen como nucleobases o bases nitrogenadas.

El equipo descubrió las moléculas en fragmentos de roca del meteorito Murchison, que se estrelló en Australia en 1969.

Se analizo el material del meteorito para determinar si las moléculas provinieron del sistema solar o fueron consecuencia de la contaminación cuando el meteorito aterrizó en la Tierra.

El análisis muestra que el nucleobases contienen una forma de carbono pesado que sólo se forma en el espacio. El material formado en la Tierra consiste en una variedad más liviana de carbono.

La Autora principal del estudio la Dra Zita Martins, del Departamento de Ciencias de la Tierra e Ingeniería en el Imperial College de Londres, dice que la investigación puede proporcionar otro elemento de prueba para explicar la evolución de las primeras etapas de la vida y señala.

"Creemos que las primeras etapas de la vida pudieron haber adoptado las nucleobases de fragmentos meteoriticos para su uso en la codificación genética, que les permitiría transmitir las mejores características a las generaciones siguientes".

Entre 3800 a 4500 millones de años atrás, un gran número de rocas similares al meteorito Murchison llovieron sobre la Tierra en el momento en que la vida primitiva surgió. Los intensos bombardeos de meteoritos que se han producido, han traído grandes cantidades de materia a la superficie de planetas como la Tierra y Marte.

El Coautor del estudio el profesor Mark Sephton, también de Imperial College, considera que esta investigación es un paso importante para comprender cómo las primeras etapas de la vida podrían haber evolucionado. Él agregó: "Dado que los meteoritos representan el material de la formación del sistema solar, los componentes clave para la vida, incluyendo los nucleobases, podrían estar extendidos en el cosmos. A medida que más y más materia prima de la vida se descubra en cuerpos del espacio, la posibilidad de que esta surja cuando estén presentes los componentes químicos adecuados, se hace más probable".


http://www.eluniversal.com.mx/articulos/47555.html



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Se exhibirá una piedra que guarda los secretos del Sistema Solar

El Museo de Historia Natural de Londres ha ampliado su colección de meteoritos con una roca que podría explicar los orígenes del Sistema Solar, ya que está compuesta de los mismos materiales a partir de los cuales éste se formó hace unos 4.500 millones de años.

En un comunicado divulgado, el museo explicó que el meteorito, que tiene el tamaño de una mandarina satsuma, se estrelló en Tanzania en 1938 y se le llamó Ivuna.

De todos los restos recuperados de aquel impacto, la del Museo de Historia Natural es la única roca que va a poder ser estudiada en profundidad, ya que la mayoría de los fragmentos son propiedad del Gobierno de Tanzania o están en manos de coleccionistas privados.

Este tipo de meteoritos, muy poco frecuentes, se contaminan muy fácilmente cuando están en contacto con el aire, pero el mimo con el que sus anteriores dueños lo conservaron, en una atmósfera de nitrógeno, permitió mantener sus propiedades intactas.

Los científicos pretenden responder a la pregunta de si las sustancias químicas que hicieron posible la vida en la Tierra provenían de las estrellas.

A través de su estudio, los científicos pretenden responder a la pregunta de si las sustancias químicas que hicieron posible la vida en la Tierra provenían de las estrellas.

Además, un mejor conocimiento de los complejos procesos que ocurrieron en el sistema solar hace 4.500 millones de años ayudaría a entender los procesos de formación de planetas en otros sistemas estelares.


Se exhibirá una piedra que guarda los secretos del Sistema Solar


El Museo de Historia Natural de Londres ha ampliado su colección de meteoritos con una roca que podría explicar los orígenes del Sistema Solar, ya que está compuesta de los mismos materiales a partir de los cuales éste se formó hace unos 4.500 millones de años.

- Descubre el mundo National Geographic

En un comunicado divulgado, el museo explicó que el meteorito, que tiene el tamaño de una mandarina satsuma, se estrelló en Tanzania en 1938 y se le llamó Ivuna.

De todos los restos recuperados de aquel impacto, la del Museo de Historia Natural es la única roca que va a poder ser estudiada en profundidad, ya que la mayoría de los fragmentos son propiedad del Gobierno de Tanzania o están en manos de coleccionistas privados.


Un meteorito 
Esta roca también pertenecía a una colección privada de EEUU antes de que el Museo de Historia Natural de Londres la adquiriera.

Este tipo de meteoritos, muy poco frecuentes, se contaminan muy fácilmente cuando están en contacto con el aire, pero el mimo con el que sus anteriores dueños lo conservaron, en una atmósfera de nitrógeno, permitió mantener sus propiedades intactas.


Los científicos pretenden responder a la pregunta de si las sustancias químicas que hicieron posible la vida en la Tierra provenían de las estrellas.

A través de su estudio, los científicos pretenden responder a la pregunta de si las sustancias químicas que hicieron posible la vida en la Tierra provenían de las estrellas.

Además, un mejor conocimiento de los complejos procesos que ocurrieron en el sistema solar hace 4.500 millones de años ayudaría a entender los procesos de formación de planetas en otros sistemas estelares.


Se exhibirá una piedra que guarda los secretos del Sistema Solar


El Museo de Historia Natural de Londres ha ampliado su colección de meteoritos con una roca que podría explicar los orígenes del Sistema Solar, ya que está compuesta de los mismos materiales a partir de los cuales éste se formó hace unos 4.500 millones de años.

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En un comunicado divulgado, el museo explicó que el meteorito, que tiene el tamaño de una mandarina satsuma, se estrelló en Tanzania en 1938 y se le llamó Ivuna.

De todos los restos recuperados de aquel impacto, la del Museo de Historia Natural es la única roca que va a poder ser estudiada en profundidad, ya que la mayoría de los fragmentos son propiedad del Gobierno de Tanzania o están en manos de coleccionistas privados.


Un meteorito 
Esta roca también pertenecía a una colección privada de EEUU antes de que el Museo de Historia Natural de Londres la adquiriera.

Este tipo de meteoritos, muy poco frecuentes, se contaminan muy fácilmente cuando están en contacto con el aire, pero el mimo con el que sus anteriores dueños lo conservaron, en una atmósfera de nitrógeno, permitió mantener sus propiedades intactas.


Los científicos pretenden responder a la pregunta de si las sustancias químicas que hicieron posible la vida en la Tierra provenían de las estrellas.

A través de su estudio, los científicos pretenden responder a la pregunta de si las sustancias químicas que hicieron posible la vida en la Tierra provenían de las estrellas.

Además, un mejor conocimiento de los complejos procesos que ocurrieron en el sistema solar hace 4.500 millones de años ayudaría a entender los procesos de formación de planetas en otros sistemas estelares.

Fuente:
http://actualidad.terra.es/ciencia/articulo/se-sistema-solar-2563037.htm



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Confirman colisión de asteroide en planeta Marte

Expertos confirman que un gran asteroide colisionó con la superficie del planeta Marte hace unos cuatro mil millones de años, indica un estudio divulgado en la revista Nature.

El impacto provocó que la topografía del hemisferio norte del astro sea plana y lisa, muy diferente al extremo sur, característico por sus montañas y valles, señala el informe.

El choque del objeto, de unos dos mil kilómetros de diámetro, tuvo lugar en la llamada llanura de Vastitas Borealis, y abarca una extensión tan grande como los continentes Europa, Asia y Australia juntos.

Además se considera una de las regiones más planas del Sistema Solar, resalta el ensayo elaborado por especilaistas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Hasta el momento muchos científicos creían que allí había un océano.

http://www.prensalatina.com.mx/article.asp?ID=%7B045C39D5-C6BD-4726-ADD0-8303DBC26879%7D&language=ES



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A 100 AÑOS DEL CASO TUNGUSKA


"El caso Tunguska" fue una gran explosión que incendió cientos de kilómetros cuadrados de bosques, matando animales, plantas; si el objeto celeste que impactó en la zona hubiera llegado cinco horas antes podría haber causado una verdadera catástrofe. Actualmente, los astrónomos "patrullan" el cielo y se piensan sistemas de defensa ante la visita de eventuales asteroides o cometas. ¿Seguimos en peligro?


"El dios Ogdy en su descontento con nosotros despedazó el cielo."
(Pastor del valle del río Tunguska)

Hace 100 años, el cielo estalló en un rincón perdido de la Siberia Oriental. A las 7.15, en la mañana del 30 de junio de 1908, una enceguecedora bola de fuego azulada atravesó el firmamento como un rayo y estalló en el aire, a miles de metros por encima del valle del río Tunguska. Tan intensa fue la explosión, que arrasó más de dos mil kilómetros cuadrados de bosque. Y se escuchó como un trueno brutal a cientos de kilómetros de distancia.

Inmediatamente, se desataron terribles incendios que aniquilaron a todos los animales de la zona. Afortunadamente, los testigos humanos más cercanos fueron pastores nómades que acampaban a decenas de kilómetros. Sin dudas, el caso Tunguska fue el fenómeno cósmico más destructivo de los últimos milenios.

Y si no se convirtió en una tragedia mayúscula en la historia de la humanidad fue simplemente porque afectó a una región despoblada del planeta. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué fue aquella "bola de fuego" azul? Un siglo más tarde, y tras cincuenta expediciones científicas al lugar, las cosas están un poco más claras. Incluso, hasta es posible que se haya identificado al cráter asociado al cataclismo. Aun así, el misterio no ha sido resuelto. Y nos recuerda que la amenaza del cielo sigue latente.

FUEGO EN EL CIELO Y EN LA TIERRA

"De pronto, el cielo se partió en dos, y por encima del bosque todo pareció cubrirse de fuego. Sentí un gran calor, como si mi camisa se incendiara. Luego hubo una gran explosión, la tierra tembló, y fui lanzado por el aire unos cinco o seis metros." (Sergei Semenov, pastor siberiano.)

Muy lejos de los bosques de Siberia Oriental, los horrorizados pasajeros del tren trans-siberiano vieron pasar por sobre sus cabezas al bólido ardiente, que marchando imparable iba desgarrando el despejado cielo matinal, arrastrando una espesa estela chispeante que se perdía a la distancia. Algunos lo describieron como "más brillante que el Sol".

El maquinista del tren, asustado por un ruido ensordecedor, clavó los frenos de la locomotora. Y todos, temblorosos, vieron cómo, después de sucesivos truenos, el objeto explotaba a gran altura sobre el horizonte del Norte. La explosión hizo temblar la tierra y dejó una inmensa nube de cenizas negras que, durante semanas, llovieron sobre todo el valle del pedregoso río Tunguska.

Y la verdad es que los afortunados pasajeros del trans-siberiano la sacaron muy barata. Estaban lejos del verdadero desastre: 2150 kilómetros de bosque arrasados y quemados de un plumazo. Diez veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires. Ochenta millones de árboles derribados. Y miles de caballos, renos y aves carbonizados instantáneamente en medio de una tormenta de fuego y humo.

Aquí, vale la pena detenerse a pensar lo que pudo haber ocurrido: considerando la rotación terrestre, si el objeto que explotó sobre Tunguska –sea lo que haya sido– hubiese llegado apenas cinco horas antes, habría destruido completamente la ciudad de San Petersburgo, capital del Imperio Ruso de aquel entonces. Cientos de miles de personas hubieran muerto.

"LLAMATIVAS LUCES EN EL CIELO DEL NORTE"

Sólo hubo una víctima humana: un pastor anciano que acampaba a unos 30 kilómetros de la zona del estallido, y que murió tras ser lanzado por el aire. Un poco más lejos, las chozas de las tribus Evenki, típicos moradores de la región, también volaron junto a sus ocupantes. En Vanavara, el pueblo más cercano al epicentro del fenómeno, a unos 70 kilómetros, la onda de choque tiró a la gente al suelo.

Mucho más lejos, a unos 250 kilómetros, estallaron los vidrios de varias casas. Y a 500 y 600 kilómetros hubo quienes escucharon el feroz trueno que llegaba desde Tunguska. La explosión hizo temblar a toda Rusia: a unos 4000 kilómetros, en San Petersburgo, una estación científica registró ondas sísmicas. Y los materiales lanzados por la brutal explosión, y desparramados por los vientos, crearon unas extrañas nubes brillantes que, durante varias noches, alteraron los cielos de toda Europa.

Y llegaron hasta América del Norte. El mismísimo New York Times, en su edición del 3 de julio de 1908, hablaba de las "llamativas luces en el firmamento del Norte". Los ecos del desastre habían dado la vuelta al mundo.

"DONDE CAYO EL TRUENO Y EL RAYO"

Sin embargo, la ciencia tardó en ocuparse del caso Tunguska. Y se entiende. Por un lado, la tremenda escala del estallido fue ignorada por el resto del mundo. Pero además, la región devastada no sólo era de muy difícil acceso, especialmente durante el otoño y el invierno, sino que además estaba lejos de cualquier ciudad o pueblo.

Para colmo de males, estaba "maldita": los pastores de la zona atribuyeron la catástrofe a la furia desatada de Ogdy, su dios del fuego. Y dijeron que el lugar estaba "encantado y prohibido". La prensa rusa, atenta a los avatares que llevaron a la revolución, casi ni tocó el tema. Y la Primera Guerra Mundial frenó todo intento de investigación.

Finalmente, a comienzos de 1927, la Academia Soviética de Ciencias envió una expedición científica para enfrentar el explosivo misterio. Al mando, marchaba el prestigioso mineralólogo Leonid Kulik (considerado el padre de la ciencia meteorítica rusa), quien estaba seguro de que la explosión de Tunguska había sido causada por un gran meteorito.

Justamente por eso, confiaba encontrar el cráter del impacto, y pedazos del objeto. Tras semanas y semanas de agotadoras marchas a través del espeso bosque siberiano (taiga), cruzando arroyos y ríos, acampando donde se podía, y soportando el ataque de los "lagartos voladores" (unos terribles mosquitos), Kulik y dos baqueanos de la zona llegaron a la cima del Monte Shakharma.

Y desde ese balcón natural se enfrentaron con las huellas de la catástrofe: hacia el Norte, todo un mar de árboles caídos, de horizonte a horizonte. Azorados, emocionados, asustados, los tres hombres enmudecieron. Al rato, uno de los baqueanos, entre solemne y temeroso, señaló el cementerio de árboles, y dijo: "Allí es donde cayó el trueno y el rayo".

LOS ARBOLES NO MUEREN DE PIE

"Desde nuestro punto de observación, vemos que todo ha sido devastado y quemado. Se siente algo sobrenatural al ver todos esos árboles desparramados como si fueran ramitas." (Del diario de apuntes de Leonid Kulik, 1927.)

Tras una cuidadosa recorrida por la región devastada en 1908, Kulik descubrió que todos los árboles –o más bien, sus restos quemados– estaban tumbados en una radio de casi 40 kilómetros, a partir de una zona central donde, curiosamente, muchos troncos permanecían en pie. La mayoría de esos troncos tumbados estaban manchados de negro justamente del lado que miraba hacia el centro del brutal desparramo.

Lo que veía el mineralólogo encajaba perfectamente con lo que muchos testigos habían contado: el objeto destructor había explotado en el aire, barriendo con todo a su alrededor. Pero para su sorpresa, y tras largas pesquisas y excavaciones, no encontró ningún cráter. Ni tampoco pedazos del posible meteorito. Nada.

Durante los años siguientes, el incansable Kulik volvió tres veces más a Tunguska al frente de nuevas expediciones. Y aunque profundizó la pesquisa, llevó más gente, y hasta utilizó detectores de metales, volvió con las manos vacías: ni cráter ni meteoritos. Sólo millones de árboles tumbados. La Segunda Guerra Mundial detuvo las exploraciones. Y se llevó al gran científico: en 1941, Kulik murió defendiendo Moscú del ataque de Hitler.

¿UN COMETA...

Dos décadas más tarde, el geoquímico soviético Kirill Florensky tomó la posta de Kulik, y encabezó tres expediciones a Tunguska, en 1958, 1961 y 1962. Pero su estrategia fue distinta: por empezar, se subió a un helicóptero para mapear los alcances generales del estallido. Y, además, no se preocupó demasiado por encontrar un posible cráter, o pedazos del misterioso objeto, sino que apuntó directamente al análisis químico del suelo.

Y así descubrió algo revelador: en toda el área había una fina capa de "polvo extraterrestre". Partículas microscópicas de óxido de hierro magnético (magnetita), y cantidades apreciables de iridio, un metal duro y de color blanco que casi no existe en nuestro planeta, pero que abunda en meteoritos, asteroides y cometas. Además, encontraron diminutas gotitas de cristal de roca, fundidas por el calor. Otro vestigio de la infernal explosión.

Parte de la historia comenzaba a cerrar: el objeto de Tunguska había llegado del espacio, y aparentemente se había desintegrado completamente por el calor y la fricción con la atmósfera, lo que delataría su débil anatomía. Por lo tanto, el mejor candidato parecía ser un pequeño cometa, dado que los cometas son frágiles amalgamas de hielo, roca y polvo. Cosas mucho menos duras y macizas que los asteroides.

Totalmente convencido, en 1963, Florensky publicó un artículo en la revista Sky & Telescope donde le echaba la culpa del caso Tunguska, justamente, a un cometa: "Ahora, eso sí está confirmado", decía. Bueno, no tanto.

... O UN ASTEROIDE?

Lejos de detenerse, las expediciones a aquella devastada zona de Siberia Oriental continuaron hasta nuestros días (como veremos un poco más adelante). Incluso, se intensificaron: desde 1963 hasta hoy, ya suman cuarenta. La mayoría estuvieron a cargo de Nikolai Vasiliev, de la Academia Rusa de Ciencias.

Una de las novedades fue que, de a poco, científicos de otras naciones se sumaron a la exploración. Entre otros datos interesantes, se encontraron partículas muy similares, en composición y estructura, a los meteoritos más comunes, las condritas carbonáceas. No sólo en el terreno, sino también atrapados en el interior de troncos de viejos árboles.

Y ese hallazgo abrió la posibilidad de que, en realidad, el objeto en cuestión haya sido un asteroide. En sintonía con esta hipótesis, en los años '80, el astrónomo Zdenek Sekanina publicó un paper donde se inclinaba fuertemente en favor de la teoría sobre un cuerpo de tipo asteroidal, es decir, más rocoso y más denso.

Más tarde, en 1993, el estadounidense Christopher Chyba y su equipo también concluyeron que el responsable del cataclismo de 1908 debió haber sido un asteroide, y no tanto un cometa. Incluso, hicieron un identikit tentativo del objeto: unos 40 metros de diámetro y 50 a 100 mil toneladas de peso.

Otro dato de relevancia –que coincide con muchas otras estimaciones– fue la intensidad y la ubicación del estallido, deducida a partir del estudio de la orientación de los árboles derribados: la explosión tuvo una fuerza de alrededor de 15 megatones (equivalentes a unas 1000 bombas de Hiroshima). Y ocurrió a unos seis a ocho mil metros de altura, sobre un punto ubicado a 60º 55' latitud Norte, 101º 57' longitud Oeste.

HIPOTESIS "ALTERNATIVAS"

Pudo haber sido un pequeño cometa, pero también un pequeño (y frágil) asteroide. Hasta ahora, ésas son las dos explicaciones más aceptadas sobre el devastador objeto de 1908. Sin embargo, también se han echado a rodar otras ideas, digamos, "alternativas".

A mediados de los '60, surgió la hipótesis que decía que lo que explotó en el cielo de Tunguska fue un trozo de "antimateria" (materia con carga eléctrica inversa a la convencional) que vagaba por el espacio y tropezó con nuestro planeta. La aniquilación materia-antimateria habría provocado el desastre.

Esta hipótesis resulta débil no sólo porque no se ha comprobado la existencia de tales pedazos de antimateria a la deriva en esta región del universo, sino porque tampoco encaja con los materiales comentarios y/o asteroidales que sí se han encontrado. A comienzos de los '70, dos físicos de la Universidad de Texas propusieron, en cambio, la existencia de un "miniagujero negro" que, literalmente, "habría atravesado la Tierra", pero la verdad es que nadie vio el "orificio de salida".

Una tercera hipótesis le echa la culpa a un extravagante experimento eléctrico a manos del mismísimo Nikola Tesla. Y claro, como era de esperarse, los ufólogos no podían quedarse afuera: según dicen, fue un plato volador que, vaya a saber por qué, estalló en el aire. Una especie de "incidente Roswell" adelantado.

Avalando esta historieta, en 1996, un tal Yuri Lavbin, ruso, dijo haber encontrado "pedazos de la infortunada nave espacial". En realidad, no son más que simples fragmentos de cohetes espaciales rusos de los años '60, lanzados desde el relativamente cercano Cosmódromo de Baikonur.

LA DUDA EXISTENCIAL

Cometa o asteroide, hay algo que faltaba: el cráter del impacto. También, pedazos del objeto. Y bien, quizás, ambas cosas estén enmascaradas en un lago muy cercano al lugar del estallido. O, al menos, eso es lo que sospechan un grupo de científicos italianos de la Universidad de Bologna.

Desde 1999, los geólogos Luca Gasperini y Giuseppe Longo están estudiando el pequeño Lago Cheko, un espejo de agua ovalado, de 500 metros de diámetro y 50 metros de profundidad, que está 8 kilómetros al Nor-Noroeste del epicentro de la explosión de Tunguska.

Al comienzo, sólo buscaban rastros de polvo meteórico en el lecho del lago. Pero a poco de sondear el fondo, directamente y con la ayuda de un sonar 3D, Gasperini y Longo comenzaron a notar algunas cosas bastante raras: por empezar, el fondo del lago presenta una forma de "embudo". Algo completamente distinto a los otros lagos vecinos.

Además, el lecho parece mostrar una capa de sedimentos, que están por encima de "depósitos caóticos". Y los mismos instrumentos delatan allí abajo un área de mucha mayor densidad. "Cuando miramos al fondo del Lago Cheko, medimos ondas sísmicas que se están reflejando en algo", explicaba Longo en 2007, al anunciar el posible hallazgo del cráter perdido de Tunguska.

Y agregaba: "Luego de excluir algunas otras hipótesis, sólo podemos explicar todo esto como un cráter de impacto de baja velocidad". Sí, porque todo indica que el objeto cayó en ángulo bajo, y bastante frenado por la atmósfera terrestre. De hecho, la forma ovalada del lago coincidiría con lo esperado para un impacto en ángulo cerrado. Y algo más: el lago no aparece en mapas anteriores a 1908, lo cual es al menos sugerente.

El caso no sólo no está cerrado, sino que muchos científicos dudan realmente que el pequeño lago siberiano sea la huella del impacto de Tunguska. Por eso, ahora mismo, Gasperini y Longo están preparando una inminente expedición, para realizar un nuevo y profundo estudio –con toma de muestras incluidas– del fondo del Lago Cheko. Habrá que esperar, pero ambos confían encontrarse con lo que podría ser el único fragmento sobreviviente de aquel objeto –cometa o asteroide– que hizo estallar el cielo de Siberia hace un siglo.

AMENAZA LATENTE

Y la verdad es que cien años no son nada, y el caso Tunguska puede servirnos de alarma y recordatorio de que estás cosas pasan. En sus 4600 millones de años, la Tierra ha vivido incontables episodios similares, e incluso mucho peores. Los cometas y los asteroides suelen caer. Tarde o temprano.

Aquella explosión de principios del siglo XX destruyó, de un plumazo, una superficie 10 veces mayor a la de Buenos Aires. Si algo así ocurriera hoy sobre una ciudad, morirían millones de personas, marcando el episodio más trágico en la historia de nuestra especie. Afortunadamente, la humanidad está tomando conciencia del asunto. Los astrónomos patrullan los cielos todas las noches, y ya se están pensando sistemas de defensa ante eventuales asteroides y cometas amenazantes.

No es una anécdota. No es una ficción. Hace un siglo, en Siberia, una enorme bola de luz azul partió en dos al cielo. Y el infierno desató sus fuegos más temidos.



http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/futuro/13-1947-2008-06-28.html



Egualdidxe

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Cb Incus
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Un articulo muy entretenido e interesante. ;)
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