¡¡Toda a punto!!!
Al final, he hecho un invento para utilizar el Newton grande...puesto que la montura, cierto supuesto "profesional" de Lérida se ha pegado dos meses sin arreglarmela, ni devolvérmela, ni llamarme, ni leches...
Hay pocos, así que podeis imaginar quien ha sido.
Es muy amable, pero formalidad, NINGUNA
Así que me he tenido que construir una montura azimutal de "fortuna"...y apañarme.
Me llevo dos termómetros, cronómetro, cámara de vídeo y fotos automática, y la réflex.
¡¡A disfrutar todo el mundo!!!
Respecto a lo de las gafas, meteo-neo, mi opinión es que se pueden utilizar, si se sabe de qué peligros tiene.
Si se observa el más mínimo poro, hay que tirarlas, y, en mi opinión, se pueden usar cuanto se quieran, pero no más de unos segundos cada vez
Saludos a todos!!!!!
Jose Manuel Medina Sandonís
"..la lesión ocular es completamente indolora, por lo que la no aparición de este <síntoma de aviso> hace que el daño sea más intenso."
Astroenlazador: ¿Que efectos puede provocar en nuestros ojos la visualización directa del sol sin el empleo de filtros solares?
José Manuel Medina Sandonis: Desde muy antiguo se sospecha una relación causal entre la observación solar y daño ocular, así por ejemplo se conoce el daño ocular que sufrió Galileo por la observación solar con telescopio.
La luz puede provocar daños retinianos por efectos mecánicos, térmicos o fotoquímicos, o una combinación de todos ellos.
Los daños mecánicos típicamente ocurren por exposiciones muy cortas a radiaciones de alta intensidad.
Los daños térmicos (fotocoagulación) resultan de breves, pero intensas exposiciones que generan un aumento de temperatura retiniana de 10º o más.
Los daños fotoquímicos resultan de reacciones fotoquímicas intraretinianas causadas por exposiciones prolongadas a la luz.
Aunque en alguna ocasión se creyó que la retinopatía solar se debía a una fotocoagulación retiniana, en 1971 se comprobó que el incremento de temperatura retiniana por la observación solar es demasiado baja para provocar un daño térmico, y que la mayoría de las lesiones por observación solar representan daños fotoquímicos.
El resultado de la exposición prolongada del ojo humano a la intensa luz solar es una lesión de las células responsables de la recepción de la luz y su transformación en impulsos nerviosos, (conos, bastones, y fibras nerviosas). Ésta lesión ocurre fundamentalmente a nivel de la mácula, que es una pequeña pero fundamental área para la visión, por lo que su lesión produce un “escotoma central”, es decir un área sin visión central, más o menos intenso y duradero según la intensidad y duración de la exposición.
AE: ¿Qué tiempo mínimo se necesita para ocasionar daños en el ojo durante el eclipse sin el uso de filtros solares?
JMMS: La imagen geométrica retiniana del sol es un disco de 160 micras de diámetro, por lo que en una observación directa y fija del sol, su imagen proyecta totalmente en el área más sensible de la mácula.
Observaciones solares breves e inadvertidas bajo condiciones fisiológicas y atmosféricas normales son bastante seguras.
La observación directa al sol durante un eclipse solar, aunque sea breve es más peligrosa, puesto que desaparece un mecanismo de defensa del ojo frente al daño luminoso, como es la contracción de la pupila; al existir menor luminosidad la pupila durante la observación está más dilatada, por lo que se produce un mayor efecto térmico sobre las células retinianas.
Este proceso se ve ampliado cuando la observación se realiza a través de sistemas ópticos como prismáticos o telescopios, en los que la temperatura retiniana se incrementa bastante, incluso llegando a niveles de fotocoagulación.
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AE: En nuestro especial hacemos referencia a que este tipo de lesiones son indoloras, por lo que realmente no sabemos cuando se está produciendo la lesión. ¿Cuáles son los síntomas de una quemadura en el ojo? ¿Se pueden curar estas lesiones? ¿Si éstas se producen que debemos hacer?
JMMS: Es importante señalar que la lesión es completamente indolora, por lo que la no aparición de este “síntoma de aviso” hace que el daño sea más intenso.
Los síntomas visuales comúnmente referidos tras un daño agudo incluyen las postimágenes (nos parece seguir viendo el sol aún con los ojos cerrados), eritropsia (o visión roja), visión borrosa y escotoma central (una zona central de no visión)
La típica retinopatía solar se presenta para el oftalmólogo como una pequeña lesión en el centro de la mácula (fóvea) de color blanco-amarillenta. Con el paso del tiempo la lesión desaparece, siendo reemplazada una depresión foveal o un agujero lamelar.
La agudeza visual tras el daño puede ser normal, pero habitualmente se ve reducida en un rango que varía de ½ a 1/5. Tras el periodo de 6 meses la visión retorna a valores que oscilan de la unidad a ½ de la visión previa.
En cuanto al tratamiento poco podemos hacer tras haberse producido, salvo esperar o intentar reducir la inflamación subsecuente con fármacos antiinflamatorios. Sin embargo donde se hallan todas nuestras armas es en la prevención, es decir en una observación racional y con los filtros adecuados, sabiendo que cuanto más tiempo estemos observando, mayor es el riesgo para nuestros ojos.
AE: Existen métodos caseros empleados a modo de filtros, tales como negativos velados, CD´s, radiografías, etc..¿Que efectos puede tener el observar el eclipse mediante estos filtros ?¿Influye el color del iris en el posible daño a los ojos?
JMMS: La variabilidad en la apariencia y severidad de la retinopatía solar se basa en diferencias en parámetros de exposición y de cada paciente. En cuanto a los parámetros de exposición: una larga exposición con una buena fijación produce el mayor daño. La visión de un eclipse solar a través de un escaso filtro es probablemente la peor situación al agruparse una buena fijación con un diámetro pupilar aumentado. Otros parámetros a valorar son: un entorno altamente reflectivo, o una reducción de la capa de ozono..
Las características individuales, tales como medios oculares claros, en los que incluimos un color de iris claro, pero también la ausencia de catarata, (es decir la catarata actuaría como filtro para la radiación, protegiendo del daño solar).
El aumento de la temperatura corporal producido en un clima caliente, durante el ejercicio o en las infecciones (fiebre) supone también un factor de riesgo añadido y quizás justifique la precaución desde antiguo de proteger a los niños con infecciones víricas de la luz solar.
AE: Este tipo de eventos son aprovechados para realizar labores de divulgación e introducir a gran público en el mundo de la astronomía. ¿Hay que tener especial precaución con niños y ancianos, aún usando filtros solares?
JMMS: En primer lugar cabe resaltar la menor conciencia del posible daño potencial por parte de estos grupos de población, lo que conlleva una asunción de mayores riesgos innecesarios.
En segundo lugar son grupos de población especialmente sensibles puesto que los mecanismos de defensa del ojo frente a la agresión solar (parpadeo, filtro corneal, contracción pupilar, absorción de radiaciones por el cristalino, y desarrollo y renovación de los pigmentos retinianos) a esas edades están disminuidos.
AE: Al igual que se advierte sobre el efecto de los rayos ultravioleta en la piel, ¿resultan estos aún más perjudiciales para los ojos? ¿Es posible que la radiación UV produzca daños al ojo si empleamos medidas incorrectas para la observación solar, incluso aunque no apreciemos inicialmente síntomas de mayor importancia?
JMMS: El espectro electromagnético abarca un rango continuo de longitudes de onda que engloba el espectro visible, con longitudes de onda entre 400 y 700 nanómetros delimitado inferiormente por radiación ultravioleta y superiormente por radiación infrarroja.
En el ojo humano normal la córnea absorbe la luz ultravioleta con longitud de onda inferior a 300 nm. En la franja de 300-400 nm la cornea es transparente (ultravioleta B: 280-315 nm y UV A: 315-400)
Afortunadamente el cristalino absorbe la radiación entre los 300 y 400 nm ayudando a la protección de la retina del potencial daño fotópico.
Otros mecanismos de defensa que reducen la exposición de la retina a los rayos UV incluyen al reflejo pupilar, la sombra producida por las pestañas, la reflección corneal de la luz que no incide perpendicularmente al ojo (ley de Fesnel), y otros reflejos de defensa.
En resumen, como la energía de un fotón es inversamente proporcional a su longitud de onda, la energía de un fotón de luz UV es mayor que la de la luz azul, y la de éste mayor que la luz roja, por lo que al igual que ocurre a nivel cutáneo la protección frente a la radiación ultravioleta es muy importante a nivel ocular.
AE: Pese a la constante comunicación por parte de los medios del peligro de la observación directa del sol sin protección adecuada, ¿Se tiene constancia de un aumento de lesiones oculares durante este tipo de eventos?
JMMS: Aunque no dispongo en este momento de datos estadísticos de prevalencia de retinitis foveomaculares, es clara la relación entre la incidencia de estas lesiones y fenómenos astronómicos de esta índole, si bien gracias a un mejor conocimiento de estas patologías y la enorme actividad divulgativa de la importancia de su prevención se han reducido notablemente el número de pacientas afectos.
AE: Muchas gracias por dedicarnos su tiempo para la entrevista.
JMMS: Gracias a vosotros