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El Cantábrico registra temperaturas medias inferiores a las que alcanzó en los 50 y los 60 El calentamiento sólo empieza a ser significativo desde 2002. Detectados desplazamientos de especies por los cambios térmicos.
B. OLAIZOLA |
Los océanos son un buen termómetro para medir los efectos del cambio climático. Desde hace algunos años han proliferado los estudios sobre la incidencia del calentamiento global en los mares. Hay quien pronostica en tono apocalíptico que la subida del nivel de las aguas hará desaparecer en unas décadas las ciudades costeras. Otros aventuran una nueva era glacial que interrumpirá bruscamente el deshielo de los casquetes polares y devolverá las aguas a su cauce. Cada cual tiene su teoría y lo único cierto, como dice el científico de Azti Ángel Borja, es que no hay datos suficientes para inclinarse por ninguna de ellas.
Borja es un testigo privilegiado de la evolución de las aguas del Golfo de Vizcaya en los últimos años. Como veterano investigador del medio marino ha participado en la elaboración de infinidad de estudios. «No es que hayamos acometido una investigación específica sobre el calentamiento en el Cantábrico, pero sí hemos recopilado numerosos datos que nos dan una idea bastante aproximada de lo que está ocurriendo», dice.
Uno de esos datos es precisamente la evolución de la temperatura del agua. Los investigadores de Azti cuentan con la ventaja de disponer de uno de los más antiguos registros del Cantábrico: el del Aquarium de San Sebastián, a cuyo pie se realizan mediciones sistemáticas de la temperatura del agua de mar desde julio de 1946. Las series de temperaturas marinas no son tan frecuentes como cabría pensar y la referencia más próxima es la del Museo del Mar de Biarritz, donde se empezaron a tomar en 1960.
La muestra del Aquarium es por tanto de gran valor para analizar el comportamiento térmico del Cantábrico. La sistematización de sus datos pone de relieve la existencia de varios ciclos en los que se alternan subidas y bajadas de temperaturas. Las más cálidas datan de principios de los cincuenta, cuando se alcanzó un valor máximo próximo a los 17,5º. Se trata de la temperatura media anual más alta registrada en San Sebastián. Las altas temperaturas continuaron con pequeños paréntesis hasta llegar a los setenta, donde se produce un brusco descenso que dura con altibajos hasta los noventa.
El gráfico muestra un significativo ascenso de las temperaturas a partir de 2002. Desde ese año los valores han crecido aunque sin alcanzar los máximos registrados en los 50 y los 60. «Si se observa la gráfica de las mediciones desde 1947 la tendencia es a bajar, no a subir, aunque también es cierto que nos faltan las series de las décadas anteriores para tener un panorama lo suficientemente representativo», dice el científico de Azti.
La verdad es que esto significará algo?
?Quien sabe igual son ciclos marinos