Efectivamente, le siguió una situación anticiclónica, aunque las nieblas sólo se mantuvieron todo el día el día 24. El resto de los días después de la nevada, a pesar del sol, apenas lograban rebasar los 1-2 ºC de máxima. Por cierto, fueron 9 días consecutivos con 0.0 horas de sol, no 8.
Pero fueron durante la nevada, del 9 al 17, no después.
Respecto a las nevadas de los 80, la más reseñables fueron sin duda las que coincidieron con las dos olas de frío: la de febrero de 1983, y la de enero de 1985, ambas con 14 días consecutivos cubriendo el suelo.
En 1981, cayó una nevada considerable a mediados de mes.
También fue muy reseñable la de la última decena de febrero de 1984, que se mantuvo hasta primeros de marzo.
También fue destacable por temprana la de noviembre de 1985, con 3 días consecutivos cubriendo el suelo completamente entre el 19 y el 21.
En 1987, además de la de enero que he comentado también se regitró una buena a mediados de febrero, con 5 días consecutivos cubriendo el suelo entre el 19 y el 23.
Ese año también nevó en noviembre. Sin duda, fue uno de los más pródigos en nieve.
En la última decena de febrero de 1988 cayó otra que duró hasta bien entrada la primera decena de marzo.
Desde ésta última nevada es cuando yo situaría un cambio drástico tanto en temperaturas, como en permanecia de la nieve. Por ejemplo durante 1989, 1990 y 1991, sólo hubo un día de nieve cubriendo el suelo, y fue en abril de 1991. Por aquellos años entre una década a otra se llegó a hablar de una euskadi tropical.
Es decir, todos los años de escuela me coincidieron con frecuentes, grandes y persistentes nevadas. Quizá sea por eso que siempre que pienso en esos años me veo muchísimos días caminando a la escuela entre la nieve, muchas veces crujiendo por estar congelada, con esa sensación mágica de silencio y quietud que crea la nieve y entre el gélido abrazo de la niebla matinal. Sin duda selectivo y subjetivo, pero al menos ese el es bonito recuerdo que me quedó y el que me gusta conservar.
Saludos