La foto me parece de una crudeza desmedida.
Yo lo tengo muy claro.
Me pongo en el lugar de aquel ganadero que sufre un ataque ya sea de lobo, oso o lo que sea, y claro, mi opinión hacia estos animales cambiaría notablemente, hasta el punto de odiarlos o desear acabar con ellos en cuanto los viese acercarse.
Ahora bien, si nosotros desde nuestras cómodas casas en la ciudad o el pueblo, deseamos que estas especies no se extingan, o entren en retroceso, es necesario lo siguiente.
Un esfuerzo claro y decidido de la administración para que su protección en todos los ámbitos sea efectiva, es decir, mínima alteración de sus hábitats, ampliación de efectivos anti-furtivos, etc.
Y lo más importante: SUBVENCIONES, SUBVENCIONES Y SUBVENCIONES ....y fuertes, que compensen con creces, no solo el valor del animal perdido por el ganadero, sino otros factores como alimentación y costes empleados en el animal y la pérdida que supone el beneficio que hubiera supuesto.
Y esto es aplicable en terreno de montaña a aquellos parajes que se quieren hacer Parque natural o Nacional, aquí si se quiere de igual forma un equilibrio lógico entre agricultura y ganadería, exáctamente lo mismo, fuertes subvenciones por terreno de labranza perdido, aprovechamiento de leñas o lo que sea, y sobre todo que no se pierda nuestra ganadería tradicional pues los pastos son fundamentales para el equilibrio ecológico en la montaña.
Y alguno pensará: ya hay subvenciones. Bien, digámoslo claro: son ridículas, de esta manera no se logra la tranquilidad necesaria en agricultores (daños de jabalíes) y ganaderos (ataques) y no es el camino bueno para evitar que estas especies emblemáticas en nuestro país dejen de ser odiadas (con razón, repito) por estos sectores.
Un saludo