En todo el hemisferio norte ha cobrado, logicamente, más fuerza el círculo sur de la corriente en chorro menos por la parte atlántica, en la que ondula y coge mucha potencia produciendo estas borrascas profundas. En Norteamérica los potentes anticiclones empujarán el jet hasta el Caribe haciéndole subir luego hasta la costa este. Veremos entonces en qué manera pudiera incidir esto, si es que tuviera ese alcance, en el flujo general atlántico.
La nevera groenlandesa vuelve a producir altas presiones locales pero estará, si todo sigue como se modeliza, unida a un anticiclón polar, débil, pero justo en el lugar del fuelle de las borrascas terranovenses. El Atlántico norte podría estar semibloqueado dejando a las borrascas girando sobre sí mismas en Islandia, Inglaterra, Irlanda, etc. Esto podrá significar un cambio en el que las bajas se podrían aproximar más hacia aquí si el azoreño no sube de latitud.
La costa este, en bajas latitudes, estadounidense, con sus 25 o 26 grados en el agua, sigue siendo productora de alguna que otra baja que cruza el Atlántico y puede tener una ciclogénesis en el oeste gallego, o una vez que ha pasado Azores.