Las posiciones de centros de presión varían mucho entre las modelizaciones de frío y las de dominantes oestes. Ahora estamos en fase oestes.
El próximo lunes 15 tenemos la onda cálida hacia el norte en mitad de nuestra geografía y con el eje muy vertical. De esta manera la oblicuidad se desconfigura y el descuelgue, al alargarse el escandinavo hacia el Mediterráneo, se produce hacia Rusia.
La siguiente onda cálida, sábado 20, está aún más lejos, y por tanto puede cambiar mucho, se modeliza aún más potente por el sur y más al este con lo cual podría dejar un hueco en el oeste para una entrada ábrega.
Ahora, salvo sorpresas, toca un descanso, con unos días de muy escasas precipitaciones y con muy pocos acumulados a largo plazo.
Con respecto a los fríos, la cosa está funcionando. En el este. Las altas escandinavas están proporcionando entradas invernales en Rusia y el este europeo. Más allá todo es posible, nunca se sabe.
A medio plazo.
Con respecto al vórtice estratosférico, este se va recuperando de la tanda de zarpazos por todos lados de esta etapa pasada invernal.
Esto en principio implica coherencia, compactación, y vientos zonales direccionales en todo el hemisferio. Pero aún así siempre es susceptible de tener movimientos naturales de expansión por algún sector.
A largo plazo le vemos perfectamente repuesto.
Habría que añadir que el vórtice está en cuanto a temperatura bastante por debajo de la media y sólo en el largo plazo recupera los -80. Esta consecuencia natural de tantos calentamientos seguidos podría explicar muchas cosas.
El vórtice atmosférico es otra cosa, pasa por períodos de bipolarización, meandrización, y por períodos de compactación, pero siempre propenso a la bipolarización por la influencia que puedan tener las entradas templadas del Pacífico, impulsada por la corriente Kuro Shio, y la del Atlántico, corriente del Golfo, tal y como figuran en el mapa a largo plazo. Estas se complementan con las zonas restantes, la masa gélida siberiana y la masa gélida canadiense. En medio queda Europa y la cuña, o peñón, de Groenlandia, con gran parte del invierno a merced de los oestes y noroestes, con sus nortes correspondientes, y otra parte de los estes, como así ocurre.
A largo plazo el vórtice podría volver a dividirse en dos por el efecto de las dos corrientes templadas apoyadas por los centros puntuales de presiones.