Aquí pongo la opinión de Jorge Nagore (amigo de Iñaki ochoa da olza)
ayer murió una persona a 7.600 metros en la cara norte del Annapurna. Se preparó un intento de rescate que desgraciadamente no pudo llevarlo de vuelta a Mallorca. Con todo el inmenso y eterno dolor que eso genera, tal vez sea el momento de hacer unas cuantas puntualizaciones:
1ª) Es feo, deshonesto e incierto tratar de hacer creer a la opinión pública que uno se encuentra en el campo 4 (7.100 metros) de la cara norte del Annapurna para ayudar a Tolo Calafat. Con todo el dolor de su corazón, seguro, Juanito Oiarzabal pasó el miércoles 28 de abril en el campo 4 porque sus condiciones físicas -congelaciones- le impedían descender, no por estar preparado para subir de nuevo -aunque lo desease con toda su alma, que seguro que lo deseaba-. Lo mismo sucedió con el bueno de Carlos Pauner -pérdida de visión-. Carlos, al menos, no utilizó sus declaraciones de ayer para no aclarar este punto, algo que sí hizo Juanito, al menos en unas cuantas entrevistas. Las dos únicas personas que permanecieron en el campo 4 estando en condiciones de poder bajar fueron Sonam Sherpa y Horia Colibasanu. Ellos dos -Sonam Sherpa subió el miércoles a por Tolo para darle agua, comida, medicinas y un saco pero no lo localizó- iban a ser las personas que iban a subir a por Tolo ayer jueves junto con Jorge Egocheaga. No aclarar esto de una manera tajante, seca y natural desde el primer minuto y a la primera ocasión que se tiene es querer dar a entender lo que no es.
2ª) Juanito Oiarzabal volvió a equivocar -una vez más- el momento para dar su opinión. Con su compañero agonizando a 7.600 metros, declaró en una radio que esto tenía que servir para que "de una vez, de una vez, nos demos cuenta de que no se puede llegar a una cima en las últimas". Juanito tiene razón y su dolor y rabia son entendibles, pero con Tolo Calafat en vida y 500 metros por encima de él no es ni el día ni el lugar para dar lecciones de sensatez. Y, con todo el respeto, ni mucho menos por parte de él, que llegó a las tiendas del campo 4 de noche -posiblemente retrasado por ayudar a Tolo, aunque también por hacer cumbre a la tardía hora de las 15.45- y que en el pasado ha protagonizado diversos hechos relacionados directamente con llegar muy tocado a la parte final. Ferrán Latorre le salvó la vida al salir de noche a buscarlo en el K2 en 2004. No era el día para esa clase de argumentos.
3ª) También aseguró que los sherpas de Oh Eun Sun no quisieron subir. Los sherpas son seres humanos, agotados como los que más y temerosos como los que más. Heroicos como los que más. Tampoco pudieron subir -porque físicamente no podían- ni Carlos Pauner, ni Juanito Oiarzabal, ni Peter Hamor, ni Piotr Pustelnik, ni Sergei Bogomolov, ni Eugeny Vinogradsky, ni Kinga Baranowska, ni Martin Ramos, ni Oh Eun Sun. No por no querer, sino por no poder o estar físicamente derruidos -Vinogradsky en concreto con edema-. Cargar contra los sherpas de los coreanos -Dawa, sherpa de Juanito, y Sonam, sherpa de Tolo, se jugaron el bigote varias veces- es indigno, ya que no se solicita el mismo esfuerzo casi imposible a los escaladores occidentales. De todos los escaladores presentes en la montaña -amén de Dawa y Sonam-, Horia Colibasanu y Jorge Egocheaga eran los señalados para buscar a Tolo si el helicóptero no llegaba hasta él, tal vez con la salvedad de Javier Pérez, presente en el campo base y que renunció a seguir hacia la cima por la rotura de un crampón. Ésa es la realidad. Lo demás, películas.
Dicho sea esto con todo el respeto que me merece el dolor de Juanito por los días vividos, el del bueno de Carlos Pauner y el de todos los implicados en el intento de rescate de Tolo, ya fuera desde el campo base, desde casa o en cualquier lugar. Pero hay asuntos que claman al cielo. Y el cielo merece un respeto, porque desde ayer tiene una estrella más.
http://www.noticiasdenavarra.com/2010/04/30/deportes/montanismo/los-porteadores-y-algunas-otras-puntualizaciones