Sigo avanzando. Al discutir sobre la fortaleza probatoria de la correlación estadística el artículo dice:
"Dos variables correlacionan cuando a un incremento de X le corresponde un incremento
de Y. No obstante puede ocurrir que dos variables correlacionen y no haya relación causal entre ellas como cuando dependen de una tercera variable oculta. También puede ocurrir que Y sea causa de X y no viceversa. Así por ejemplo los registros paleoclimáticos muestran una relación entre el aumento del CO2 y la temperatura en los que el aumento del CO2 era una consecuencia y no una causa del incremento de temperatura"
Esta es precisamente una de las correlaciones contempladas por la Teoría del CGA, si bien no en el origen del calentamiento sino como uno de los factores, quizás el más importante, de retroalimentación. Se sabe que los océanos son sumideros de CO2 y que, al calentarse por encima de cierto nivel, lo liberan masivamente provocando, a su vez, más calentamiento atmosférico. La teoría del CGA descarta que el origen del calentamiento actual de los océanos sea debido a la actividad solar o los ciclos orbitales, ya que la atribución cuantitativa de ambos factores no explicaría el aumento detectado. Este artículo no ofrece una valoración cuantitativa al respecto.
Sobre el tema del consenso, nada que objetar: no es una fuente de conocimiento sino una consecuencia de él y siempre es provisional. Es el paradigma del que se hablaba al comienzo.
Edito: ¿cuál es el paradigma? ¿El que asegura que la actividad humana puede ser causante de cambios profundos en el clima, o la que defiende que esto es imposible y que sólo la actividad solar y los movimientos orbitales son los motores del clima? Lo pregunto porque la tesis más antigua de las dos es la segunda. Como vemos esta ha sido hegemónica hasta que ha habido (está por ver) una revolución que ofrece un cambio de paradigma.
En el caso que nos ocupa, la apelación por parte de la comunidad científica, o de la parte que defiende la teoría del CGA, al consenso entiendo que se hace como contestación al aluvión de críticas y acusaciones recibidas desde el espectro contrario, que no está exento de intereses económicos y políticos especialmente en el ámbito anglosajón. Uno de los argumentos de quienes, también desde fuera de los círculos científicos, cuestionan la teoría del CGA es que la comunidad científica no es unánime al respecto, lo cual es cierto (unanimidad y ciencia no casan bien, afortunadamente, de hecho el método científico se desarrolló CONTRA la unanimidad impuesta por los dogmas religiosos).
Más adelante, el artículo discute sobre la enorme incertidumbre que afrontan los modelos respecto a factores no lineales (albedo, nubosidad) y su peso relativo en las variaciones del clima global, mostrando con el ejemplo del albedo cuán difícil es discernir o atribuir un peso específico a cada causa. También sobre la mala implementación de los datos paleoclimáticos por parte de los modelos, así como su deficiente explicación de climas pasados, sin ir más lejos el del s. xx.
También sobre las diferencias entre las proyecciones de los modelos y las observaciones reales.
Nada que objetar, siempre he creído que el valor de los modelos no es probatorio, ni puede serlo, sino que su interés radica en las proyecciones que realizan, que son simulaciones, y su grado de precisión, ya que son una herramienta que trata de solucionar la imposibilidad de llevar a cabo experimentos. En este sentido y si no me falla la memoria, siempre que se ofrecen proyecciones de modelos estas llevan aparejadas un margen de probabilidad y nunca se ha falseado este margen, aún cuando sea grande la incertidumbre. Otra cosa es que los medios hagan mal uso de las conclusiones de los artículos y obvien el enorme margen de incertidumbre que hay, buscando un titular para que el lector se enganche. Pero nunca he visto un artículo serio que asegure una proyección climática en términos absolutos sin incluir un intervalo de error, ni creo que en Nature funcione bien el clickbait. No es, pues, un problema de la ciencia.
Sigo leyendo.