Carracedo está mostrando en público lo que ha sido toda su vida, un tipo que no se detiene ante nada con tal de contentar su ego, que es capaz de decir una cosa hoy y mañana la contraria. Pero es que esa es la base de su carrera, empezó criticando de mala manera y arrinconando las ideas de un deslizamiento gravitacional en Las Cañadas y La Orotava, que era una idea original de Telesforo Bravo. Después cuando se ha demostrado que era correcto casi parece que fuera él el único al que se le ocurrió.
Como ya lo tienen catado sus colegas de profesión y gente que trabaja alrededor del vulcanismo, sucedía esto en 2009:
http://elapuron.com/noticias/municipios/1796/carlos-soler-desmonta-la-crticas-de-carracedo-al-descubrimiento-de-la-fuente-santa/pag=0"He pensado Juan Carlos que tal y como vamos, si no encontramos la fuente vas a decir que la culpa es mía y si la encontramos, dirás que el mérito es tuyo. Por tanto…, creo que lo mejor es que la busquemos por separado".
La crítica que hace Carracedo a que falte el barco y a lo de los hidrófonos es razonable, pero es que eso es de cajón, y ahora NO tiene mérito decirlo. Cuando empezó toda la movida, tenía que haber dicho que hacíamos el ridículo por esto, por no tener suficientes medios para vigilar la erupción. Pero no, lo que dijo entonces era que el seguimiento y las evacuaciones era lo ridículo, cuando eso en aquel momento era muy correcto. Mientras tanto se dedicaba a decir que la erupción sería en cualquier caso una minucia, y cuando se vio que la cosa venía arriba, empezó a aparecer ampliamente en los periódicos comentando sobre los deslizamientos de El Hierro, en términos como que una fuerza similar a una bomba atómica la había destruido parcialmente y cosas así.
En suma, que este hombre es lo que en castellano antiguo se llamaba advenedizo. No sólo eso sino que va siempre a toro pasado, es mal amigo de sus amigos, se arrima a la sombra que más cobija, donde dice Digo dice Diego y mil otros refranes que se le podrían aplicar.
Para hacer justicia, en honor a la verdad habría que reconocerle su renovación teórica del vulcanismo canario. Pero incluso esto se ha hecho en parte a trancas y barrancas, aplicando de forma demasiado estricta muchos conceptos hawaianos a Canarias, y relegando muchos de los conceptos que la vulcanología española había ido desarrollando acordes con la naturaleza del vulcanismo canario.