La sequía cambia el ciclo de algunas cosechas en Galicia y ´asfixia´ a las empresas ganaderas
JOSÉ CARNEIRO / VIGO El tiempo juega en contra del sector agro-ganadero de Galicia. Después de haber superado la oleada de incendios y las riadas del año pasado, la sequía que azota desde hace unos meses a la comunidad vuelve a situar a ganaderos y agricultores al borde de una nueva crisis. La práctica ausencia de precipitaciones está teniendo efectos devastadores en ambas actividades, ya que retrasa los cultivos de invierno -repollos, grelos, coliflor, etc.-, deja al ganado sin pastos y obliga a las explotaciones ganaderas a emplear camiones cisterna para que abreven los animales. "Una más", se quejan los sindicatos agrarios gallegos, que reclaman a la Xunta la creación de un seguro general que cubra las pérdidas por el mal tiempo como el que tienen los pescadores desde octubre.
La sequía también está generando problemas de plagas en los invernaderos, ha mermado considerablemente la cosecha de castañas -que ya se están importando de otras comunidades y de Portugal- y provoca que algunos frutales hayan empezado a brotar ahora en noviembre.
"Las frambuesas están en flor, como si estuviésemos en abril, y es que el tiempo que hace es de primavera: noches frías y máximas en torno a los veinte grados", bromea Xavier Gómez Santiso, responsable de Ganadería del Sindicato Labrego Galego (SLG). El calor y la falta de agua también empiezan a retrasar la caída de las hojas de algunas especies caducifolias, como en el caso de la vid.
No obstante, los sindicatos agrarios aseguran que son las explotaciones ganaderas intensivas, tanto las de producción de carne como de leche, las que más están sufriendo la falta de lluvias.
Rentabilidad
"Son granjas que basan su rentabilidad en el aprovechamiento de los pastizales, que a estas alturas del año deberían estar espléndidos", apunta Xavier Iglesias, responsable de Acción Sindical de Unións Agrarias (UU AA). La sequía ha acabado con el pasto otoñal, lo que obligará a los productores a volver a replantarlo, con el coste que eso supone.
Las explotaciones sobreviven actualmente con los forrajes que han almacenado durante el verano, y con los piensos que importan, cuyos precios se han disparado hasta un 30% durante el último año por el encarecimiento de los cereales, disparando aún más los costes de producción.
"La crisis llegará a medio plazo. Ahora consumimos los forrajes almacenados para el invierno, pero, ¿después qué?", lamenta Xavier Gómez Santiso, del SLG. Los ganaderos tendrán que recurrir entonces a importar más forrajes de otras comunidades, como de Castilla y León, Andalucía o Aragón, que son los mayores productores de alfalfa, por ejemplo. "Ahora está barata, pero ya verás cuando suba la demanda", augura.
Las granjas también padecen la falta de agua para abrevar al ganado, y en las zonas de interior ya se están viendo obligadas a contratar camiones cisterna para asegurar el suministro. Los ganaderos explican que a la mayoría de estas explotaciones no llega el servicio público de aguas, y que se surten de pozos propios artesanales. "Estos tienen poco caudal y la mayoría ya están secos", apunta Santiso.
El sector también se queja de que a la hora de utilizar los camiones cisterna para abastecerse de agua deben cumplir numerosos trámites legales. "Es muy complicado. Tenemos que contactar con Medio Ambiente, la Confederación Hidrográfica, la Xunta...", argumenta Juan Pérez Orozco, secretario xeral técnico de Asaja-Jóvenes Agricultores.
"Las granjas se enfrentan incluso a un gasto añadido porque hay que potabilizar ese agua con pastillas de cloro", recuerda Xavier Iglesias, de UU AA.
Tomates
La sequía también está pasando factura a los cultivos de huerta y a los de forraje, como es el caso del maíz. En este último caso, los sindicatos revelan que pese a que su desarrollo al comienzo del ciclo fue bueno y la producción será casi igual a la del pasado año, sí hay una merma en cuanto a calidad. La falta de agua los días previos a la cosecha provocó que la planta creciese demasiado y no se desarrollase la mazorca lo suficiente, que es la parte que más nutrientes aporta en la alimentación del ganado.
"Hay que tener en cuenta que se trata de una especie de origen tropical, y que necesita agua", relata Xosé Manuel González Vilas, responsable de Agrarios e Vexetais del SLG.
Tampoco la cosecha de patata fue importante cuantitativamente este año.
En cuanto a los cultivos de invierno, como el nabo, el repollo o la coliflor, los agricultores que se atrevieron a plantarlos se han visto obligados a echar mano del regadío para no perder toda la producción, aunque la mayoría del sector todavía se mantiene a la espera.
"Menos mal que es una época de transición entre un cultivo y otro, y por eso las pérdidas están contenidas", afirma Xavier Iglesias, de UU AA. Peor ha sido para los productores de castañas, que registraron una merma de dos millones de kilos en comparación con el año anterior, y para los amantes de las setas, que se resisten a brotar.
En el caso de la castaña, Galicia está importando este fruto de zonas como el Bierzo y el norte de Portugal, aunque el sector asegura que son de "peor calidad".
Por contra, lo que sí se mantiene en las huertas, sobre todo en las plantaciones costeras en las que las heladas no han hecho acto de presencia, son los cultivos de verano. Tomates, pimientos, lechugas, judías y pepinos, entre otros, abundan estos días en la mesa. "La mala distribución de las lluvias ha permitido que aún hoy todavía sigan cultivándose tomates como si de julio se tratase", confirma González Viñas, de SLG.
Unións Agrarias alerta además de la competencia desleal de precios que se está produciendo entre un mismo cultivo, uno producido en invernadero y otro al aire libre. "También están proliferando plagas en los invernaderos", sostiene el sindicato.
Suelos
"El problema de Galicia es que su capacidad para la retención de agua es nula por los suelos graníticos, por lo que estamos abocados a la escasez de agua si no llueve de forma continuada", argumenta Xosé Manuel González Vilas. Ante esta situación, los agricultores proponen la creación de un seguro general por mal tiempo, parecido al que ha elaborado la Consellería de Pesca recientemente.
"Sería un seguro de renta, integral para toda la explotación, y que cubriría todos los avatares que pueda tener el sector", asegura Xavier Iglesias, de UU AA. Los sindicatos reconocen que la Xunta, a través de la Consellería de Medio Rural, dispone de un amplio abanico de pólizas para la agricultura y la ganadería, pero no uno global.
"Nosotros creemos que uno de estas características sería además mucho más barato, porque tampoco queremos que se indemnicen todos los problemas, sólo los desastres", explica.
No obstante, Medio Rural, que reconoce que la sequía está llevando al sector a una situación difícil, se muestra contraria a la creación de un nuevo seguro, y apuesta más por las pólizas ya existentes, que además están subvencionadas por una doble vía: Ministerio de Agricultura (MAPA) y la propia Consellería.
PARA LOS QUE DICEN QUE NO HAY SEQUIA