Cerdos ibéricos en libertad pastando como si fueran vacas.
Me habían comentado que un ganadero había tenido autorización en la zona de Laguna de Cameros para una explotación extensiva de cerdos... pero no me había tocado encontrarme nunca con ninguna de las piaras.
Esta piara se encontraba justo al lado del pueblo de Jalón de Cameros -es el que aparece en la primera foto- y no había pastor ni vallados. Algunas de las fotos están tomadas desde la misma carretera.
Eran un grupo de hembras con sus cochinillos, ya de pasto. Los cochinillos no salen en las fotos porque se alejaban asustados en seguida. Básicamente todos corrían como cerdos cada vez que nos acercábamos.
Todas las ideas son buenas para revitalizar la vida rural, y supongo que con una densidad de cerdo controladamente baja, los daños producidos por su hozar serán bajos o incluso beneficiosos. Pero no sé mucho del tema, salvo desde el punto de vista gastronómico.
¿Conocíais el tema? ¿Qué os parece?
Saludos!
En San Pedro Manrique hace tiempo que los de embutidos "La Hoguera" están criando cerdos Duroc a más de 1500 m de altitud (según ellos). La ventaja del Duroc es que responde muy bien al mestizaje con otras razas, con gran producción cárnica.
En cuanto a piaras de cerdos por el monte, es algo que se ha perdido bastante pero muy típico de nuestras dehesas, de toda la vida se han aprovechado las bellotas de rebollo y roble albar con los cochinos, e incluso los hobes.
Antaño las dehesas tenían múltiples aprovechamientos, repartidos por estaciones, proporcionando tanto pasto para el ganado lanar como para vacas-yeguas, y frutos para los cerdos, además de leña, carbón, madera, etc. lo que beneficiaba al mismo tiempo al hombre y a la naturaleza, a traves de la conservación de la biodiversidad, pues en ellas tenían cabida muchas especies tanto botánicas como faunísticas, todas ellas propias de la tierra. Por si fuera poco, además, había fruto y hoja suficientes como para alimentar a ciervos, corzos y jabalíes, por no hablar de los micharros (lirones), ratones de campo, ardillas, arrendajos (o gayos), y muchos pájaros más, que se han dedicado a enterrar toneladas de frutos de estos árboles, de las que germinaban muchas, dando lugar a nuevos rebrotes que consumían las vacas y yeguas, manteniendo un bosque claro y diverso.
Lástima que se estén perdiendo estos usos, pues estos productos, hoy en día, se pagarían caros, bien comercializados y sabiendo destacar sus caracteres diferenciales. Pero ya sabeis que para los que mandan, las soluciones a la despoblación pasan por medidas más grandilocuentes.