Lo que ocurre también es que entiendo que no pueden darse soluciones universales. El cuerpo humano no es una máquina estándar. Cada cuerpo responde de una forma y tiene unas necesidades específicas. Incluso en cuerpos muy similares, todo cambia dependiendo de en qué clima vivimos, qué actividad desarrollamos, en qué estación del año estamos... de modo que el debate puede asemejarse a si es más bonito el verde o el azul; nunca vamos a ponernos de acuerdo sobre esto. Yo sólo puedo hablar de mi experiencia personal, y sobre otros casos próximos que he podido conocer.
Yo hago alimentación vegetariana desde hace muchos años. Incluso abrí ya en este foro un tópic sobre ello, estará por ahí entre los olvidados. Era algo como "tópic para interesados en el vegetarianismo". Al principio caí en la trampa de tratar de argumentar y convencer. Después me di cuenta de que eso no era posible, al menos en este tema.
Mi experiencia es que me siento mejor haciendo esta alimentación que cuando era más joven y hacía una alimentación más convencional. También mi pareja, que ha empezado esta andadura conmigo, dice sentirse mejor. Nosotros hacemos algo tipo ovolactovegetariano, pero con tendencia hacia la Macrobiótica: mucha presencia de cereal integral en la alimentación, tratamos de evitar los azúcares y harinas refinados, no añadimos edulcorantes a las cosas, no añadimos sal en la mesa, consumimos casi todo cocinado y sólo unas pocas cosas en crudo (especialmente en invierno), damos preferencia a las verduras y frutas del lugar y de la estación (como lugar hablamos de zona climática similar y procedencia física cercana), diferenciamos alimentación de verano y de invierno (tratamos de escuchar al cuerpo, y le aportamos más comida caliente en invierno)...
Tampoco hemos caído en casa en la tentación de comprar alimentos elitistas; entre otras cosas, no nos lo podemos permitir. Sí que compramos algún condimento no habitual, como el miso o el tamari; pero estos alimentos, siendo condimentos y nada más, me duran muchísimo tiempo y económicamente incluso nos sale barato comer en el día a día. Aunque compramos en una asociación de consumidores ecológicos la mayor parte de nuestros productos, optimizamos precio al comprar muchos graneles, y comprar casi todo "en bruto": no compramos apenas botes, ni preparados... es decir, cocinamos todo en casa. Siempre recordamos que hay una relación inversa entre el precio de la cesta de la compra y el tiempo que estamos dispuestos (porque queremos o porque podemos) dedicar en la cocina. Esto es posible porque tenemos claro que comemos para vivir y no vivimos para comer; de forma que no necesitamos que los platos del día a día salgan tipo "Masterchef" o similar.
Por ejemplo, también compramos los mejores aceites que encontramos; pero no freímos prácticamente nunca, sino que empleamos un poquito de aceite para la base del recipiente y ya está. De esa forma, sustituimos cantidad por calidad. Otra forma de ahorrar: apenas compramos pan, ni galletas, ni bollos, ni nada de eso. Ya tomamos cereales en casi todas las comidas, de los que hemos comprado a granel: bien en cremas, cocido sin más, haciendo tortitas, etc. ¿Y qué cereales? Pues arroz, avena, sarraceno, mijo...
Respecto a lo que se ha argumentado sobre la sobreexplotación del terreno para producir cereales, hay que recordar que una parte muy importante de esa producción actualmente va destinada a la alimentación de ganado.
Pero cuando sale este tema, insisto en que yo puedo hablar de mi experiencia personal y poco más.