Y finalmente había que pasar en taxi por la peligrosa ciudad de Guatemala.
Como casi todas las capitales de países pobres, está creciendo desmesurada y desordenadamente a medida que la gente abandona el campo buscando una vida mejor.
Era tremendo ver los comercios con barrotes para evitar los robos. No se puede entrar a las tiendas: Si tienes que comprar algo hay que pedirlo desde fuera. Encima nos pilló un atasco: Irrespirable.
En esta foto muestro barrios de chabolas que proliferaban por todas partes...
Un detalle del “cableado público”, buen ejemplo de lo que es el país
Y por fin al vuelo, cuando ya daba el viaje por terminado ya que al salir casi era de noche, me quedaban aún dos grandes sorpresas…
Primero éstas dos células tormentosas. Intenté pillar una foto con alguno de los rayos pero no hubo suerte. Era increíble volar con aquellas dos células activas pudiendo verlas “de tú a tú”
Lo segundo: Así como al llegar a Guatemala, al principio del viaje, sobrevolaba una tierra extraña y desconocida para mí, al salir llegué a distinguir en la penumbra el lago Izabal y la costa caribeña, de manera que podía situar el lugar donde estaba el proyecto Ak'Tenamit (donde pasé los primeros 15 días), e imaginar los poblados en la selva donde había estado.
Pensaba en la gente allí en sus chozas, sin agua corriente ni luz, montón de niños en cada choza durmiendo cansados tras haber jugado juntos y haberse bañado en el río.
La sorpresa fue que en menos de dos horas estaba sobrevolando Miami: luces que se perdían en el horizonte, anuncios, coches, semáforos, largas calles, manzanas cuadriculadas sin fin y las típicas casas de las series de TV americanas. Otro mundo, a tan sólo dos horas.
Dos mundos que co-existen, en el siglo XXI, a menos de dos horas, y desconocidos el uno para el otro... ¿¿dónde es la gente más feliz?? Eso es lo que me pregunto y aunque tengo mi opinión, prefiero no decirlo…
Pues hasta aquí hemos llegado, espero haber trasmitido un poquito de lo que esta experiencia ha sido para mí
Nambroque