Este Julio he tenido la inmensa suerte de cumplir el sueño de mi vida: viajar a África a ver todos los animales de los que sólo podemos ver aquí una ínfima parte en documentales y zoológicos. He seleccionado algunas de las mejores fotos (hice más de 1200 en total, hay mucho que fotografiar) y quería compartirlas con vosotros. Sabed que no soy ningún experto en fotografía ni mucho menos, pero de lo poquísimo que sé, he de deciros que la luz que el continente negro aporta a las imágenes es sencillamente inigualable. Recomiendo a todo el que pueda visitar el este de África al menos una vez en su vida. De vuelta en Europa, se nota, y de qué manera, que la luz está apagada.
Visitamos cuatro parques del norte del país, los más importantes: Tarangire, Ngorongoro, Serengeti y Manyara. Todos son únicos y diferentes, a pesar de lo que puediera pensarse. Todos ofrecen un sinfín de hábitats y animales impresionante, hasta llegar al punto de que te olvidas de lo difícil que es en Europa avistar tantos y tan variados. Y también llega un momento en que te aíslas del mundo sin pensar en nada, sólo tú frente a la naturaleza, escuchando, observando.
Este viaje era un sueño que yo tenía desde muy pequeño. A los cuatro años, ya totalmente apasionado de los animales, le repetía a mi madre con lengua de trapo que quería ir a donde vivían todas aquellas maravillosas criaturas. Y ahora, por fin, lo he cumplido.
Estuvimos mirando varias
agencias de viajes, que digo varias, ¡muchísimas! Pero sólo llegamos a contactar en persona con tres: Explora Acción, una agencia madrileña donde por cierto nos recibieron e informaron muy bien, Viajes El Corte Inglés, por aquello de la seguridad en la contratación de los viajes, y Tabia Safaris, una agencia catalana regentada por una pareja de españoles, Tina y Eugeni, y un socio tanzano, Nayman, con los que finalmente contratamos el safari. Nos decidimos por Tabia Safaris por la buena impresión que nos dieron por teléfono y las fantásticas opiniones que habíamos leído. Además, El Corte Inglés lo descartamos enseguida, pues superaba los 5000 euros, cuando pensábamos gastarnos un máximo de 3000 (que es lo que nos costó aproximadamente y lo que suelen costar a mayoría de safaris con las características que pedíamos). Con Tabia el único problema fue el tema de las contestaciones, pues ellos están continuamente viajando entre España y Tanzania y se demoran mucho en los e-mails. Por teléfono eran bastante más rápidos.
El
viaje que buscábamos era uno privado sólo para nosotros tres, aunque barajábamos la posibilidad de compartir uno, a pesar de que preferíamos ir “a nuestra bola”, y como nos apasionan las aves no queríamos ir en jeep con personas que posiblemente se molestaran en estar parándose a cada rato a ver tal o cual pájaro. Total, que eso es lo que contratamos en principio. Sin embargo, poco después Tabia nos comunicó que iban a organizar un interesante Taller de Etología (para el que no lo sepa, ciencia que estudia el comportamiento animal) en Tanzania por los mismos lugares e incluso hoteles que habíamos elegido. Nos encantó, pues, la posibilidad de realizar un safari tan diferente con una experta etóloga, profesora de la universidad de Barcelona. El safari resultó ser un éxito, pues más allá de ver a los papiones, tomarles cuatro fotos e irse, nosotros nos quedábamos allí durante largo tiempo para observar y anotar cuidadosamente (a pesar de que la profesora nos daba total libertad) el comportamiento de los individuos. También tuvimos oportunidad de ver muchas aves (¡¡hasta 112 especies identificadas!!), y el resto del grupo cayó al poco tiempo en las redes del apasionante mundo de la ornitología, jejeje
Las
vacunas, tema que preocupa a mucha gente, no son obligatorias. Repito, NINGUNA es obligatoria, A EXCEPCIÓN de si vienes de un país donde existe fiebre amarilla. Pero si vas directamente desde Europa, claro está, no es obligatorio. En nuestro caso, volamos (con Turkish Airlines, por cierto, y muy bien, con asientos bastante amplios y comida buena para lo que suelen ser los aviones) de Madrid a Estambul y de allí a Nairobi. Si bien el primer país no es portador de esta enfermedad, sí lo es Kenia, por lo que tuvimos que ponérnosla, aunque nadie en ningún momento nos pidió ni preguntó nada, aunque vete tú a saber…en esos países, nunca se está seguro de nada. Además de la inyección de la fiebre amarilla, nos pusimos la de la hepatitis A y el recordatorio del tétanos-difteria, en un centro de vacunación internacional. Luego compramos las pastillas del tifus (fiebre tifoidea), aunque también se puede inyectar la vacuna, y nos las tomamos tres días alternos según nos dijeron. Por último, el tema de la malaria (paludismo), enfermedad para la cual no hay vacuna, aunque medicamentos como el Malarone (que es por el que puedo hablar) atenúan los síntomas en caso de padecerla y sirven como supresor de la enfermedad en sus primeros estadios. El problema que nos surgió con el Malarone (aparte de que en algunas comunidades lo dan con receta médica y en otras no) estuvo en los posibles efectos secundarios. El prospecto reza: “uno o más de cada diez pacientes padece náuseas, vómitos, problemas de estómago y dolor de cabeza”. ¡Su padre se lo iba a tomar con esas altas probabilidades! Pero luego lo meditamos y decidimos tomárnoslas para evitar cualquier posible riesgo, pues la enfermedad es realmente grave aunque fácilmente curable a no ser que se detecte en las fases más avanzadas. El Malarone nos lo empezamos a tomar dos días antes de subir al avión, todos los días que estuvimos de viaje y una semana después de regresar a España, que es lo que hay que hacer. Total, un chute impresionante para el hígado, pero es eso o arriesgarse. He de decir que todos los del grupo nos lo estábamos tomando.
También llevamos como medidas preventivas para mosquitos y demás visitantes molestos mangas largas (de hecho, en ningún momento se superan los 26-27º en su invierno), un chisme que teóricamente emite ultrasonidos perfectamente audibles para el oído humano, relec extrafuerte y unas pastillas homeopáticas que cambian el olor corporal para espantar a los mosquitos. Yo no sé qué hizo efecto, pero desde luego no nos picó prácticamente ninguno. Para las tsé-tsé la única defensa consiste en aprovechar su lentitud respecto a las moscas domésticas y acabar con sus vidas de un contundente golpe con “algo”, sea lo que sea. Sabed que prefieren los colores oscuros para esconderse. Es por esto, además de por el tema de no asustar a los animales, que se recomienda siempre llevar ropa de colores claros: caqui, verde y marrón claro, amarillo pálido,…
En lo referente a los
vuelos, sólo cabe decir que salimos por la mañana de Barajas, como a las 9 o así, tardamos 4 horas y media en llegar a Turquía, y una vez allí había unos empleados del aeropuerto que nos acompañaron hasta nuestra puerta, porque faltaban tres cuartos de hora para que saliera nuestro próximo vuelo hacia Nairobi, que duró seis interminables horas. Eso sí, ver El Cairo de noche desde el cielo es sencillamente impresionante.
Hay que pagar 50€ de
visado de tránsito al llegar a Kenia, y luego otros 20 para pasar de Kenia a Tanzania. En teoría ambos se han de pagar una sola vez, pero a nosotros el tío de la frontera nos hizo pagar los 20€ también a la vuelta.
En todos los
desplazamientos entre Nairobi y Arusha nos recogían diferentes taxistas según el sitio y el día. Por cierto que tanto en estos taxis como en los jeeps en los que se viajaba el resto del tiempo (dentro y entre los diferentes parques) no hay problema con las maletas. Se recomienda llevar las blandas, que son más cómodas y fáciles de acoplar, aunque en nuestro grupo había también gente con bolsas o con maletas de esas medio-blandas que no se tienen que facturar en el aeropuerto (aunque en nuestro caso hubimos de hacerlo ya que el peso máximo de 8 kilos lo superábamos con creces. Atención porque ésto depende de las compañías aéreas).
Los
hoteles fueron los siguientes:
- En Nairobi, día 1, Boulevard Hotel. Las habitaciones bastante cutres, y unos cuantos mosquitos (de hecho, el único día que hubo), pero bellos jardines y buen servicio. Para pasar una noche está bien, aunque molesta bastante la cercanía de la carretera.
- En Tarangire, día 2, Roika Tented Lodge. Consiste en varias tiendas de lona muy amplias sobre estructuras de madera en alto y techo tipo cabaña, todas ellas con baño con su váter, su lavabo y su bañera o ducha, además de dos amplias y comodísimas camas de matrimonio. Además siempre tienes un maasai que te acompaña de la recepción, el salón y el comedor hasta las tiendas, y viceversa, y para llamarle tienes que usar un silbato. Todo esto, sumado a que no hay ningún tipo de vallado en torno al Lodge y a menudo se acercan leones y elefantes y escuchas todo tipo de sonidos salvajes, hacen de esa experiencia auténtica e inolvidable. El servicio es magnífico.
- En Ngorongoro, días 3 y 4, Ngorongoro Wildlife Lodge. Si bien las vistas son magníficas pues se encuentra justo al borde del cráter más grande del mundo (Ngorongoro, 20 km de diámetro) y el hotel y las habitaciones están bien, el servicio es tan antipático que llega a sorprenderte. Por lo que comprobamos, todos los hoteles de la cadena Wildlife tienen un servicio muy poco amable.
- En Serengeti Norte (Lobo), días 5 y 6, campamento privado de Tabia. Hay seis tiendas que pueden hacerse individuales, dobles o triples, cada una con su ducha (absténganse aquéllos que esperan una ducha maravillosa, porque puede dar algún que otro problemilla, pero eso es lo auténtico), además de otra tienda que actúa de comedor con sus mesas, sillas, vajilla, cubertería, minibar,… en fin, con todos los detalles. El servicio es muy bueno, y vive en unas tiendas separadas del resto del campamento, al lado de otra que es la cocina. Pero sin duda lo mejor es el lugar donde está, alejado de todo y rodeado de manadas de gacelas, elefantes, hienas y leones, a los que se puede oír con suerte de noche. La única pega, las concentraciones bastante molestas de moscas tsé-tsé por la zona, las cuales raramente son portadoras del protozoo de la enfermedad del sueño en Lobo pero que inflingen una dolorosa picadura, como nuestro tábano, decían.
- En Serengeti Centro (Seronera), día 7, Seronera Wildlife Lodge. También se encuentra en un sitio espectacular, en mitad de la sabana en torno a un kopje (formación rocosa típica de la sabana). Pero como el otro Widlife, el servicio bastante antipático.
- En el lago Manyara, día 8, Migunga Tented Lodge. Como el Roika, un servicio amabilísimo y unas cabañas muy similares a las de éste, aunque el sitio, si bien es precioso, en una especie de bosquecillo pero vallado, no se puede comparar con la inquietud que te provocaba dormir en mitad de la sabana. Eso sí, de noche se oyen fácilmente los gálagos o “bebés del bosque”.
- En Arusha, día 9, Mount Meru Hotel. Es un hotel muy lujoso y moderno, con piscina (aunque ésta la tenían también el Boulevard y el Seronera, aunque no hay tiempo para disfrutarlas), cafeterías, campo de golf y otras pijadillas similares. Pero creo que merece la pena acabar así después de lo cansado (y sucio) que vienes de todo el safari, y relajarte una noche antes de volver a España.
Visitamos cuatro
parques, tres de ellos nacionales y uno, el de Ngorongoro, Área de Conservación. El día 2 conocimos Tarangire, emblemático por sus baobabs, muy escasos o inexistentes en el resto de parques, y por sus elefantes. En este Parque Nacional avistamos a tres de los cinco grandes: león (cazando, de hecho), leopardo (otra cosa rarísima de ver) y elefante. El día 4 vimos el cráter del Ngorongoro, quizás el más espectacular en cuanto a ecosistemas diversos se refiere, pues alberga desde una selva densísima que envuelve las paredes del cráter hasta bosques de acacias, charcas y sabana en el interior. Aquí destacar el primer guepardo que vimos además de los otros dos grandes, el búfalo y el rinoceronte negro, de los cuales sólo hay 20 ejemplares en el interior y es muy difícil verlos. Los días 5, 6 y 7 exploramos a fondo el norte y centro del conocido Parque Nacional de Serengeti, donde si bien no llegamos a ver la Gran Migración con sus miles de ñúes y cebras, que estaban ya en Kenia, sí se nos obsequió con muchas escenas y animales, como dos familias de guepardos con crías, leonas y guepardos con presa, dos leopardos, una familia de unos 20 leones con machos, hembras y cachorros, todos los tipos de antílopes posibles, una madriguera de hienas, diversas especies de buitres y otras aves, leonas trepadoras (rarísimas),… Este parque presenta sabanas en el estricto sentido de la palabra, charcas, sabana con árboles dispersos y bosques de acacias. El día 7 hicimos un safari nocturno por el Parque Nacional del Lago Manyara en un jeep completamente abierto, sin techo ni puertas, para escuchar y avistar gálagos saltando sobre nuestras cabezas, elefantes, leonas de caza, cálaos, ginetas, mangostas, puercoespines, búfalos,… Al día siguiente por la mañana nos maravillamos del denso follaje que Manyara ofrece al visitante y escondido en el cual habitan infinidad de papiones y elefantes, además de muchas especies de aves y los simpáticos monos azules. El día 9 añadimos la guinda a nuestro viaje. Por unos 150€ alquilamos una avioneta para todos que nos llevó hasta el volcán Ol Doinyo Lengai, aún activo, y el Lago Natron, enclave donde se rodaron algunas escenas de la película Memorias de África. Ver a todos aquellos cientos de flamencos levantar el vuelo al unísono es un fin de viaje espectacular.
Creo que ya sólo me falta hablar de los dos
guías que estuvieron en todo momento con nosotros compartiendo nuestras experiencias en todo momento. Sus nombres, Iddy y Max. Su personalidad, extraordinariamente divertida y amena. Y su profesionalidad, aunque cada uno a su manera, ejemplar.
Y ahora, espero que disfrutéis tanto de las fotos como yo lo hice haciéndolas.
Después de un día de vuelo entre Madrid y Nairobi, con escala en Estambul, dormimos unas 4 horas en el Boulevard hotel en Nairobi.
Al día siguiente, viajamos de Nairobi a Arusha pasando por la frontera entre Kenia y Tanzania, para después dirigirnos a Tarangire, donde nos alojamos en el Roika Tented Camp. Ante vosotros, el imponente monte Kilimanjaro, techo de África, que a pesar de la distancia a esta carretera (unos 75 km) y la neblina casi continua, se dejó ver muy bien. Primer golpe de suerte.
El tercer día visitamos el parque nacional de Tarangire con sus característicos baobabs.
Una pequeña muestra del colorido de las aves tanzanas. Carraca de pecho violeta.
Baobabs junto a cebras y ñúes formando una asociación interespecífica.
Un nutrido grupo de buitres dorsiblancos con un marabú (carroñero de sorpredente parecido a un enterrador para unos y al cobrador del frac para otros) en medio. Detrás, un enorme termitero, aunque los había de más de tres metros de altura.
Tres preciosos y, a pesar de lo que pudiera creerse, limpios, buitres dorsiblancos, contrastando contra el cielo de un azul purísimo.
Los ñúes a menudo realizan un comportamiento conocido como facilitación social: un ejemplar comienza actuando de una determinada manera (por ejemplo, echa a correr), y el resto de la manada le siguen instantáneamente.
Una de las leonas que cazaron el primer día de nuestra llegada.
Una cebra de Burchell preciosa. A diferencia del resto de cebras, en éstas las rayas envuelven el vientre, como se puede apreciar.
El cuarto día lo empleamos en desplazarnos de Tarangire al Área de Conservación del Ngorongoro, que visitamos el quinto día. Nos centramos, como suele ocurrir en todos los safaris, en el cráter del Ngorongoro. Nos hospedamos en el Ngorongoro Wildlife Lodge.
Espectacular árbol candelabro, del género Euphorbia.
Los monos verdes, como el de la foto, se dejan ver bastante bien en las zonas de picnic como ésta de Ngorongoro. Curiosa fusión vida-muerte...
Un marabú, carroñero oportunista.
Pareja de grullas coronadas cuelligrises.
La mayoría de los animales apenas se inmutaba cuando los jeeps pasaban cerca. Los papiones seguían acicalándose, las cebras continuaban pastando y los leones, maquinando sus estrategias de caza.
Ahora, una bandada de las mencionadas grullas.
Un ibis sagrado zampándose una culebra, que le intentaban arrebatar varios milanos negros.
El elegante pájaro secretario.
Uno de los 6 machos de rinoceronte negro que hay en el cráter, y por tanto rarísimo de ver. El cráter por cierto es el más grande del mundo: 20 km de diámetro. Ojo, está inactivo.
Las jirafas fueron quizás uno de los animales que menos se dejaron ver, aunque no por ello nos quedamos menos embelesados con su espléndido pelaje.
En el poblado maasai. Sin palabras.
El sexto día atravesamos el Área de Conservación para luego pasar por la zona central de Serengeti, Seronera, y alcanzar el norte, Lobo, donde estaba nuestro campamento privado.
Un kopje, formación rocosa que suele estar bullendo de vida: damanes, agamas, leones, guepardos, aves,... Un paraíso en un espacio reducido.
Estornino de Hildebrandt. Otra preciosidad.
Los machos y hembras de jirafas maasai se diferencian sorpredentemente en la cantidad de pelillos que tengan en los cuernos; el macho los tiene más pelados que la hembra.
Garza de cabeza negra engullendo una rata de agua.
La matriarca de la manada se mantiene atenta en todo momento a los intrusos. Apuntar además que se puede apreciar perfectamente la laterización en los elefantes: la mayoría son zurdos, tienen el colmillo izquierdo más gastado.
¿Incendio en la sabana?
Un agama macho impresionante.
Guepardo con un impala recién cazado. Otra estampa difícil de ver.
Abrazo al Sol.
¿Movimientos de la materia solar?
Los machos de gacelas de Grant, así como los de otras especies de antílopes, pelean entre ellos para ejercitarse o defender el territorio y conservar a las hembras.
Concentración de carroñeros: águilas rapaces, buitres encapuchados y orejudos y marabú. Y porque no aparecen el dorisblanco, el moteado y el de cabeza blanca que llegaron después...
Un impresionante macho de paquidermo.
Estampa típica africana. En los alrededores de esta charca avistamos elefantes, hipopótamos, cebras, gacelas de Thompson, leonas, jirafas, marabúes y varias especies de aves más pequeñas.
La limpieza siempre es importante.
Una de mis fotos favoritas.
Leonas a las que no les importan los jeeps. Desde luego que no.
Las leonas se reparten el trabajo. La que ha abatido la presa descansa mientras las otras se encargan de transportarla hasta la sombra y desgarrarla.
Acacias parasol, el árbol más extendido de Tanzania.
Vimos tres leopardos en todo el safari. Normalmente no se suele ver ninguno.
Junto con el leopardo, el búfalo, el elefante y el rinoceronte, el león es uno de los llamados "5 grandes".
El tercero de los felinos: una familia de guepardos.
El séptimo día estuvimos en el norte de Serengeti, y el octavo regresamos a Seronera, donde nos alojamos en el Seronera Wildlife Lodge. Esta es una vista desde dicho hotel...
...y desde allí se ven los globos que sobrevuelan el Serengeti por unos 500€.
Relamiéndose ante sus próximas presas. Ver un leopardo activo de día y con una presa recién cazada (en este caso, una gacela de Thompson), es altamente improbable. El 80% de las veces cazan de noche.
El noveno día nos desplazamos hasta el parque nacional del Lago Manyara, pasando por la garganta de Oldupai, en la foto.
El simpático mono azul, ya en Manyara.
Y el papión de mirada penetrante, que nos dice que es el dominante del grupo.
Así es Manyara: selva cerrada. Cualquier cosa puede surgir de la espesura... de hecho, los elefantes son más agresivos aquí.
Aparte de los felinos, fueron sin duda los papiones los animales a los que más tiempo destinamos a observar.
El lago Manyara al fondo, repleto de flamencos. Este año estaba más seco de lo normal.
Los antílopes (como éste macho de antílope jeroglífico, especie muy esquiva) y los papiones suelen formar asociaciones mutualistas, aprovechando los restos de alimento que la otra especie va dejando y aumentando además las probabilidades de detectar depredadores. Sin embargo, es muy raro ver papiones alimentándose de crustáceos o brotes tiernos cerca del agua.
Tras visitar Manyara, regresamos a Arusha (hospedándonos en el hotel Mount Meru), y el último día sobrevolamos al estilo de Memorias de África el lago Natron con sus aguas repletas de flamencos.
En fin, aquí he tratado de resumir los datos más útiles e importantes. Si tenéis cualquier duda o pregunta, ya sabéis, aquí estoy . Y todo aquél que pueda, que se anime a conocer el país, realmente merece la pena. ¡Un saludo a todos!
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