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http://www.astromia.comPerseidasEnjambre anual de meteoros provenientes de la desintegración del cometa Swift-Tuttle (1862111), que puede observarse desde el 20 de julio al 19 de agosto, con un máximo de intensidad en la noche de San Lorenzo, entre el l0 y el 11 de agosto. Las Perseidas deben su nombre a que parecen irradiarse desde la constelación de Perseo.
Además de ser la lluvia de estrellas fugaces más espectacular, tienen una notable importancia histórica porque representan el primer caso de correlación que vio la luz entre cometas y estrellas fugaces. En 1862 dos astrónomos, Swift y Tuttle, habían descubierto un espléndido cometa, que realizaba una larga órbita alrededor del Sol con un periodo de 120 años, que fue llamado precisamente cometa Swift-Tuttle en honor a sus descubridores.
Algún tiempo después, el astrónomo italiano Virginio Schiaparelli (1835-1910), estudiando la órbita del cometa, se dio cuenta que la Tierra cada año intercepta su órbita precisamente en el periodo que se ven aparecer las estrellas fugaces Perseidas. Formuló entonces la hipótesis de que los meteoros no son otra cosa que partículas sólidas que el cometa, desintegrándose por efecto del calor solar, va dejando tras de sí.
Casi al mismo tiempo, el astrónomo italiano encontró también una correlación entre las estrellas fugaces de mitad de noviembre, llamadas Leónidas, y el cometa de Temple-Tuttle. Desde ese momento, fue evidente que muchas lluvias anuales de meteoritos provienen de residuos cometarios.
La intensidad de las Perseidas, como de otros enjambres de meteoros, puede variar de un año a otro, según la Tierra se encuentre con un banco más o menos denso de detritos que, chocando contra la atmósfera, producen las características trazas luminosas. Gran parte de las imágenes fotográficas de las Perseidas, como de otros enjambres meteóricos, se debe a la apasionada labor de los astrófilos.
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Leónidas Es una lluvia anual de estrellas fugaces que surge en el cielo entre el 14 y el 20 de noviembre, con un máximo de frecuencia el 17, y que parecen irradiarse desde un punto del cielo situado cerca de la estrella Leonis, de donde viene el nombre de Leónidas.
Las Leónidas son conocidas desde la antiguedad, y existen crónicas de hace muchísimos años que hacen referencia a lluvias muy intensas, caracterizadas por la aparición de miles de meteoros cada hora. Las más espectaculares se produjeron en 1799, 1831, 1866, 1899 y, mucho más recientemente, la mañana del 17 de noviembre de 1966, cuando millones de desprevenidos espectadores americanos asistieron durante casi media hora a la aparición de unos 50.000 meteoros: unos verdaderos fuegos de artificio celestes.
Ya en 1833 dos astrónomos americanos, Denison Olmsted y Alexander C. Twining, habían formulado la hipótesis de que el fenómeno era producido por miríadas de partículas (micrometeoros) que se movían como un enjambre en órbita alrededor del Sol, y que cruzando la órbita de la Tierra se desintegran en la atmósfera.
Fue mérito del astrónomo Virginio Schiaparelli, más conocido por sus estudios sobre Marte, el haber indicado que existe una estrecha relación entre algunos de estos enjambres anuales y los cometas periódicos. Schiaparelli demostró que las Perseidas (se trata de otra lluvia anual de estrellas fugaces) están generadas por la disgregación del cometa Swift Tuttle, mientras las Leónidas lo son por la desintegración del cometa Temple-Tuttle.
La menor o mayor espectacularidad de la lluvia de estrellas fugaces depende de que, en determinados años, la Tierra se cruza con partes más o menos consistentes del enjambre. Los última lluvia espectacular de Leónidas se produjo el 18 de noviembre de 1999.