Pero vamos Pek, que YO no lo sumaría a la lista de días "blancos" en la capital.
De hecho, al mirar al jardín, los gránulos de hielo que se colaban entre la hierba le daban una apariencia como si hubiesen descargado grava o arena sobre el césped, pero no aparentaba Madrid el aspecto de una ciudad nevada (hablo desde Cuatro Vientos, por encima de la cota 700).
Eso sí, gota que caía, gota que se helaba. Y un frío cortante durante todo el día, gris y neblinoso... (qué maravilla).