El "
climategate" sigue su marcha, pese a que los principales acusados han desaparecido, y a que Google intentó evitar que su sistema automático de completado de dirección funcionara con esta palabra.
Mientras tanto, hasta los más acérrimos de los sostenedores del calentamiento global antropogénico están mostrando preocupación y dudas. Por ejemplo,
George Monbiot, un denotado activista del Guardian inglés,
pide en su blog la renuncia de Phil Jones, el director del CRU.
Otro activista,
Tom Yulsman del Center for Environmental Journalism,
dice estar de acuerdo con Monbiot y pide un examen independiente de lo acontecido.
Pero tal vez lo más importante provenga de un connotado científico, el español
Eduardo Zorita, un paleoclimatólogo que formó parte del último informe del IPCC, y que
ahora dice en su página web:
¿Por qué creo que Michael Mann, Phil Jones y Stefan Rahmstorf debieran ser prohibidos en el proceso IPCC? En pocas palabras: porque las evaluaciones científicas en las cuales puedan formar parte ya no son más creíbles.. Y lo peor es que, pobre hombre, piensa que esta posición ética le traerá problemas, y que quizás algunos de sus trabajos no puedan ver la luz pública en las revistas especializadas.
Otro científico del IPCC,
Vincent Gray, declara que hace poco descubrió que
la evidencia de fraude había estado a la vista desde hace años..
Tampoco deja de ser interesante que el ingeniero de ferrocarriles
Rajandra Pachauri. presidente del IPCC (¡qué tendrá que ver una cosa con la otra... en fin), el mismo que dijera que "
los escépticos deben irse del planeta", ahora
declare en su blog que "
necesitan tiempo y espacio para dedicarse al problema más grande del desarrollo insostenible, del cual el cambio climático es, en el mejor de los casos, apenas un síntoma". ¿Será acaso que estará preparando otra cantinela para seguir disfrutando alegremente de los impuestos que pagamos?