A partir de ahora me fijare cuando vaya por el monte por si puedo encontrar alguno, o algún rastro. Imagino que ne breve empezara la psicosis de los domingueros y me veo a los ganaderos adquiriendo mastines.
Ahí va la noticia:
¡Que viene el lobo!
TEXTO: MARÍA ISABEL SERRANO
El lobo ibérico está «reconquistando» territorio madrileño. Han sido vistos en Chapinería y los científicos reconocen que hay rastros de su presencia en el norte de la provincia. Todos ven en el futuro Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama un hábitat perfecto para el cánido. Allí tendría lo necesario para su supervivencia sin necesidad de atacar al ganado ni ser un peligro para el hombre
MADRID. El lobo ibérico, una especie única en el mundo, está «reconquistando» territorio madrileño. Hay quienes aseguran haberlos visto merodeando por la mitad norte de nuestra región. Los científicos, algo más cautelosos, aseguran que sí se han encontrado rastros evidentes de su presencia en Guadarrama, Somosierra y parte de la Sierra Norte. A finales de octubre, el naturalista Carlos Sanz los tuvo cara a cara en una zona boscosa de Chapinería.
¿Están las gentes madrileñas preparadas para convivir con unos animales precedidos por su mala fama y el peligro de extinción? ¿Son compatibles los unos y los otros?
Todo depende, aseguran los naturalistas, de que Madrid reúna las «condiciones adecuadas» para favorecer la convivencia de ambos, es decir, un equilibrio ecológico que evite cualquier tipo de exterminio y acabe con una de las cinco especies animales más emblemáticas de nuestro país sin que su presencia, en ningún momento, suponga un riesgo para la seguridad de los seres humanos.
Nuestra Comunidad, al menos en su parte de sierra, dispone de recursos alimenticios suficientes para el cánido -sobre todo jabalí y corzo- lo que, sin duda, podría conciliar la actividad ganadera con la presencia de este mítico animal, conocido también por su apetencia por el ganado. En definitiva, si el lobo encuentra un hábitat adecuado en la sierra madrileña y tiene garantizada su comida dentro de él, será muy difícil que baje a los núcleos urbanos o ataque al ganado (vacas, ovejas, caballos y cabras) para procurarse su dieta alimenticia.
Guillermo Díaz, biólogo y responsable de Medio Ambiente en CC.OO.-Madrid, confirma a ABC que sí hay lobos en nuestra región. «Lo que no hay son camadas fijas. Podríamos decir que no están «empadronados» aquí pero, desde luego, se sabe que llegan desde Guadalajara, Soria, Segovia y Ávila donde las poblaciones de lobo se están recuperando de forma satisfactoria».
¿Cuál sería ese hábitat adecuado para el lobo ibérico en Madrid? Más de uno está pensando en el futuro Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Es más, según Guillermo Díaz, hay una propuesta para que el logotipo de ese futuro parque nacional -que haría el número 14 en la Red Nacional de Parques y sería el primero para nuestra comunidad-, fuera, precisamente, la imagen de un lobo.
El biólogo considera que el regreso del lobo a Madrid «es una oportunidad para mejorar la biodiversidad, la restauración de los ecosistemas y la dinamización de determinadas zonas rurales». Explica Díaz que el lobo es uno de los mejores indicadores de la biodiversidad. «Su presencia nos dice cuáles son los ecosistemas de calidad porque no hay que olvidar que el lobo está en la cúspide de la cadena trófica y, por lo tanto, siempre habita donde la naturaleza es más pura y más auténtica. Sólo si no dispone de alimentos en su hábitat, por la degradación del mismo, se ve obligado a atacar al ganado».
El olor de la adrenalina
A pesar de los cuentos y las leyendas que nos pintan un lobo feroz, como el de Caperucita, Guillermo Díaz asegura que este animal «huye del hombre y sólo ataca si se siente amenazado o acorralado». Aunque sea capaz de oler el miedo y la subida de adrenalina en una persona, el lobo huye. Eso dicen.
Se calcula que en toda España hay unos cinco mil lobos. De ellos, cerca de dos mil «residirían» en la comunidad de Castilla y León y en la provincia de Guadalajara (Castilla-La Mancha).
El lobo ibérico -canis lupus signatus- se asienta hoy, por lo tanto, en la mitad norte de la Península; del Duero hacia arriba para ser más exactos, que es donde esta especie se ha recuperado en número de camadas y en donde, por ese mismo motivo, está permitida su caza, según establece la normativa europea para nuestro país. Del Duero hacia abajo, que es donde prácticamente se ha extinguido esta especie, están prohibidas las batidas.
Indemnizaciones y ayudas
Científicos y ecologistas han venido criticando la falta de indemnizaciones adecuadas para los ganaderos que han sufrido algún ataque del lobo. Guillermo Díaz comenta que ya se han producido varias reuniones con la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid para tratar este asunto.
A juicio de Theo Oberhuber, de Ecologistas en Acción, «la Administración autonómica tiene que adelantarse al más que probable asentamiento del lobo en la comunidad madrileña. Hacen falta una normativa regional específica, que no existe hoy, para regular la figura del lobo ibérico y, además, las ayudas e indemnizaciones a los ganaderos en caso de ataques al ganado».
Ataque de perros asilvestrados
Los mismos expertos comentan que, en honor a la verdad, no hay muchos casos suficientemente documentados sobre el ataque de lobos al ganado y a las personas. Eso tampoco significa que no se hayan producido. Sin embargo, los naturalistas insisten en que muchos de estos ataques están protagonizados por perros asilvestrados y que, luego, el lobo paga las culpas.
Los perros asilvestrados son producto del cruce entre lobo y perro abandonado. Se asilvestran y resultan más agresivos que los propios lobos, según confirman los biólogos. «A los perros asilvestrados sí que habría que exterminar porque atacan, incluso, al hombre», asegura Guillermo Díaz.
En cuanto al comportamiento del lobo ibérico, está confirmado que con la puesta de sol sale de su guarida y se dispone a cazar entre los bosques de melojos. En verano su pelaje es menos tupido y su delgadez le da una apariencia desnutrida.
Los ecologistas insisten en que el Gobierno autonómico debe ser «generoso»con esas ayudas y rápido a la hora de establecer los sistemas de gestión para llegar a un equilibrio entre el lobo y la actividad humana. «Los ganaderos -dice Oberhuber- no pueden, ni deben, sufragar solos los gastos tras el ataque del lobo a sus rebaños. En eso, tanto la Administración como todos los madrileños, debemos ser generosos y solidarios. Es posible asegurar la presencia de esta especie animal emblemática y, además, poner en marcha un sistema de ayudas y prácticas de gestión ganadera adecuadas».
Un hábitat en el parque nacional
Desde Ecologistas en Acción aplauden la idea de que el futuro Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama puede ser el «domicilio» de los lobos. «Esa zona sería el aliado perfecto para el hombre y el lobo. Si en dicho hábitat, el animal encuentra lo que necesita, no tendrá que recorrer decenas de kilómetros al día para encontrar comida, tal y como hacen ahora los que bajan hasta la sierra madrileña».
También parece necesario reintroducir una serie de costumbres perdidas. Por ejemplo, incentivar la figura del pastor, no dejar reses en el monte durante la noche e instalar cercados seguros en explotaciones ganaderas.
La vuelta de los mastines
Pero la costumbre más necesaria, según los expertos, es la recuperación de los perros mastines.
«Al desaparecer el lobo de algunas zonas, sobre todo en la mitad sur de España, desaparecieron los mastines, una especie muy nuestra, que saben perfectamente cómo guardar el ganado», indica Theo Oberhuber.