El azoreño se instala en el Cantábrico de forma absoluta, y, así, invadiendo los nortes, asegura los vientos terrales al occidente peninsular dejando por unos días un poco de agua en la vertiente oriental, mediterránea.
Este azoreño-cantábrico, Roberto-Iruña, desvía hacia Groenlandia todas las enroscaduras terranovenses, y, si deja algo, es un atisbo de enroscamiento entre el Golfo de Cádiz, Madeira y Canarias, que de prosperar, sería una bendición, pero por ahora no, ya que 17-19 0 20 grados de temperatura del agua del océano no es mucho.