A mi juicio, la Vega de Liordes es eso, una vega, alejada del concepto de dolina.
Es pues, sin ánimo de pontificar, un paraje, aunque creo que no todas las fuentes le adjudican la misma extensión. Incluso con la menor de ellas, 35 Ha, seguiría siendo paraje, singular, cerrado a los cuatro vientos por murallones calcáreos y por tanto un refrigerador en potencia digno de conservar cualquier vacuna.
Desconozco cuando una dolina deja de serlo para convertirse en hoya, en depresión, en minipoljé. El criterio, en cualquier caso, sería arbitrario, como todo lo que compete al hombre.
No estaría mal que se aportaran impresiones sin que vengan bañadas en nacionalismo. A la postre, las piedras no tienen patrias.
Saludos