Pues casi nos cruzamos
Yo estuve en Holanda la primera semana de Agosto de 2009. Resultó que aquella semana se dio una de las olas de calor más bestiales que se recuerden en aquel país, con máximas de
32º Los holandeses se morían, por las noches puertas y ventanas abiertas, gente en las fuentes, comentarios generales sobre el calor, los titulares con el tema en portada. Acostumbrado al verano en las medianías de Canarias, con medias máximas de 30º, y a las brutales saharianas, aquello me parecía una broma. Además descubrí el poder del sol, porque una cosa son 30º con el sol de Canarias, que es mortífero y te deja la piel hecha un carbón, y otra 30º con la birria de sol que hay en Holanda; con ello quiero decir que me pareció aún más importante que la humedad, cosa que después hasta cierto punto he confirmado: la sensación térmica aumenta hasta 10º si la exposición al sol es directa.
Aparte de eso, en los primeros días aún no había llegado la susodicha ola de calor, y pude apreciar:
1. Una gran actividad convectiva sin ser tormentosa, con un Mar del Norte muy vaporoso e inestable. El cielo y la vista general eran diferentes a nada de lo que yo haya visto aquí, con tiempo aparentemente estable y todo rodeado de cortinas de vapor muy potentes. (Sí, ya se que las nubes no son vapor, pero para entendernos en lenguaje clásico)
2. Muy alta humedad no sólo por efecto del mar sino de la enorme cantidad de aguas interiores. Me movía por las zonas de Amsterdam y Utrecht y había canales, marismas, lagos y demás por todas partes.