Están empezando a aparecer ya fotos y videos de particulares que han pasado o han sufrido de primera mano la tragedia, y es espeluznante, como si hubiera pasado un tsunami, igual. Está todo hecho polvo, como si lo hubieran metido todo en una batidora en un área de varios cientos de Km2, y no exagero si digo que el gobierno debería ya declarar el estado de excepción en toda la zona afectada.
Como digo, hay una gran extensión sin monitorizar que ha debido superar los 500 mm en pocas horas. Zonas de bosque, con mucha broza sin limpiar todavía de los destrozos de la gran nevada de 2017, que habrán hecho tapón y ocasionado sucesivos frentes de ola, cada vez de más altura, que iban arrasando todo a su paso. Los datos que comparte Vigorro son totalmente posibles, ni siquiera en la Pantanada de Tous se reportaron tantos destrozos ni en tanta extensión como en esta ocasión. Multitud de puentes que han sucumbido, no solo en carreteras comarcales sino en nacionales y autovías (la A-3 entre Buñol y Chiva quedó enterrada en algunos tramos bajo 1 m de lodo y piedras, atrapando a decenas de coches, furgonetas, autocaravanas, camiones... no quiero ni pensar qué ha pasado con los conductores). Tramos de carretera que han desaparecido, otros han quedado impracticables. En Requena el Magro se ha llevado todos los puentes, en la carretera que lleva a La Portera por la Serratilla tanto el de piedra conocido como el Puente Jalance (que tenía 300 años) como el nuevo que construyeron en los 90, y el de la Carretera Nacional 322 (este por fortuna no en su totalidad). Conforme pasen los días se verá aun mejor la magnitud de la tragedia. Pueden ser centenares los muertos.