Por si arroja algo de luz al tema (de soslayo, puesto que no es el tema principal del hilo).
El desarrollo de los órganos reproductores (tanto en vid como en muchos otros cultivos leñosos), se inicia a partir de las yemas latentes del año precedente, y la consiguiente diferenciación de las flores en primavera.
Es decir, la fertilidad de una planta está estrechamente relacionada con el buen agostamiento de la misma el año precedente. Así como de la buena iniciación de la primavera del año de la cosecha.
Se producen dos fenómenos relacionados. Uno es la inducción floral, que es el que se produce tras la cosecha del año anterior. Si la climatología es buena, se produce una buena diferenciación meristemática de las yemas a futuros órganos reproductores (flores). El otro es la iniciación floral, que se produce en la primavera del año de la cosecha. Si la climatología es favorable, se produce una buena floración (a partir de la inducción previa del año anterior).
Como técnico, si he de elegir cómo debe ser repartida el agua a lo largo del ciclo vegetativo de un cultivo leñoso, diría lo siguiente (reparto de 150 mm/año):
- 50 mm tras la cosecha del año anterior (favorecerá una buena inducción floral)
- 50 mm en primavera (favorecerá una buena floración)
- 50 mm 15 ó 20 días antes del inicio de la cosecha (favorecerá el engorde del fruto y la fotoasimilación de nutrientes al final de la fase de maduración en los frutos).
Y, por supuesto, 50 mm de una "atacada" (nada de 10 días de 5 mm. Eso sí, a una ritmo de 10 mm/h). (Puestos a pedir).
Alguien podría pensar que es mejor repartir estos 150 mm a lo largo de todo el ciclo vegetativo. Podemos estudiarlo.