En los robles no es frecuente, ya que no suele nevar fuerte en octubre o noviembre que es cuando tienen hoja prendida y aún verde en muchos casos. Ahora bien, depende mucho de la especie: los albares y los comunes, no presentan hoja al final de otoño ni en invierno, estando por ello más adaptados a las fuertes nevadas; pero los rebollos y otras especies de ámbito mediterraneo, mantiene las hojas secas prendidas (marcescencia) de modo que son sensibles a los fuertes desgarros y tronchaduras.
En este sentido, las encinas sufren enormemente los efectos de las fuertes nevadas.
Los hayedos se libran casi siempre ya que tiran la hoja rápido y, además, son de rama más flexible.
Los acebos, flexibles, resistentes y con disposición especial de la copa (compacta), no tienen ningún problema en este sentido; por ejemplo, aquí en el pueblo, se llegan a tapar y no les pasa nada.
Los pinos silvestres soportan bien los temporales, pero ojo, que los años con mucha-mucha nieve y, sobre todo, con fuerte viento, se producen derribos en masa, como los que ya os comenté del año 2005. Más cuando se ha "tocado" el bosque, por claras u otras malas prácticas, que rompen la tangencia de copas y los apoyos del arbolado.
Un saludo.