El tema de la "limpieza" de los montes es bastante complejo.
En muchos casos y lugares el descuido no es tanto falta de mano de obra, ni siquiera de voluntad, sino de descoordinación, competencias, y rencillas políticas. Los miembros de los propios retenes de las autonomías y las BRIF del estado siguen currando fuera de campaña, en invierno, y cuentan con la preparación y las herramientas para intervenir el monte en materia de prevención. De hecho, lo hacen. El problema es que en la mayoría de montes valiosos convergen intereses dispares, tanto entre particulares como entre administraciones, y, los unos por los otros, la casa sin barrer. Hay equipos en Castilla y León que se tiran el invierno esperando que se les autorice a trabajar en zonas concretas, sin que ésto finalmente se produzca por desavenencias y competencias políticas entre administraciones.
Los incendios en la zona de Ezcaray vienen de antiguo. En este caso como en tantos otros, por supuesto que se sabe quiénes son los que queman, pero es que hay que pillarles con el mechero en la mano o, si no, poco se puede hacer contra ellos, y lo saben perfectamente.