Bueno os pongo ahora que tengo más tiempo, el sotobosque que hay por aquí, a grandes rasgos.
Las preguntas más técnicas, las tendré que consultar.
El matorral más frecuentemente asociado al pinar de silvestre, está compuesto mayoritariamente por ericáceas.
Entre las de mayor talla, y las más abundantes, se encuentran dos sin duda:
el brezo blanco (por el color de sus flores): erica arborea
el brezo rojo (idem): erica australis variedad aragonensis.
En algunas zonas del monte, forma un sotobosque muy denso, con brezos de 2 m, casi impenetrable. Afortunadamente no son la mayoría, ya que si bien proporciona un aspecto salvaje al monte, no es muy recomendable tener sotobosques tan densos.
Florece a últimos de mayo, y junio, dependiendo de la altitud y orientación, y la verdad es que es un estallido de color en un bosque de coníferas (también de alergias, porque ya echan polen los condenados)
Este tipo de sotobosque lo he visto en León, y Galicia. Lo cual es lógico porque estos brezos se dan en zonas silíceas.
Creo que la distribución de la erica arborea va desde el centro de África, Canarias (en que se puede considerar casi un árbol), llegando por lo menos al sur de Francia.
Entre las rastreras destacan la Erica cinerea, erica vagans y artostaphyllos uvaursi (galluba), con fruto rojo, en la zona sur del término. También merece la pena destacar las anabias, o arándanos (vaccinum myrtillus), con sus deliciosos frutos. Esta especie se da como sotobosque del pinar, sobre todo en la zona del Urbión, y ya en las zonas más altas del término, en que ha desaparecido los pinos.
También nos encontramos la brenzina (calluna vulgaris), a cualquier cota, y esporádicamente alguna genista.
No nos podemos olvidar de los helechales, algunos espectaculares por su crecimiento, bastante abundantes.
En la parte más alta de Urbión, a partir de unos 1850 m, el pinar desaparece (aunque tengo la sensación de que está reconolizando estas zonas), y nos encontramos pastizales de alta montaña, fundamentalmente asociados a pequeñas vaguadas, así como una mezcla de matorrales, entre los que destaca el Juniperus communis subespecie nana, la brencina y el Vaccinum myrtillus (anabias), cuyas hojas en otoño se enrojecen, y dan una tonalidad muy bonita a estas alturas.
En el pastizal de montaña destaca sin duda una pratense, el Nardus stricta, que conforma un pastizal muy característico, que creo que se llama cervunal, característico de zonas siliceas de la mitad norte y centro.
También podíamos considerar al rebollo (Quercus pyrenaica) como estrato arbustivo, ya sea por causas naturales, o ayudado por acción humana. En algunas zonas, se desarrolla un monte bajo de rebollos ya preexistente, tras el corte, normalmente a matarrasa, del pinar. Posteriormente, mediante retro se trata la totalidad del suelo. Se persigue una aireación del mismo, muy importante, ya que se procede a la siembra a voleo de la superficie afectada, empleándose unos 2.5 kg semilla/ha. Se acota la superficie tratada.
Normalmente el pinar, en dura competencia con el monte bajo preexistente, que al recibir la luz se desarrolla fuertemente, se acaba por imponer.
De todas formas, este sotobosque de rebollos, sólo se da en el valle, desapareciendo totalmente a partir de 1500 m (dependiendo la cota de la orografía y orientación).
Otras especies árboreas, aparte de pequeños bosquetes de pino negral (P. pinaster, ni llega al 2 %), el cual rehuye el valle por las fortísmas heladas por inversiones térmicas que se dan, y se refugia sobre todo en la parte sur del término, a media ladera, hay ejemplares de especies típicas de montañas de la mitad norte: hayas, avellanos, Quercus petrae, Q. pyenaica en forma de árbol, y sus híbridos, acebo, tejos en zonas rocosas, y el que más abunda es el serbal de los cazadores (Sorbus aucuparia).
Un saludo