Tengo claro que el oso, llegado el momento, puede ser muy peligroso, sólo faltaba, pero tengo más claro que es muy difícil, con las precauciones lógicas de las osas o machos en celo, puedan ser peligrosos.
Saludos.
Esto es, ni más ni menos, lo mismo que pretendo decir yo. Ya lo he dicho antes, no les considero animales agresivos, y el tema ataques me parece anecdótico y sujeto a circunstancias muy concretas.
Sobre los dos casos que comentaba anteriormente, del primero sé poco, se dice que hubo un informa pericial que confirmaba que el agente del mordisco fue un oso, pero, evidentemente, yo no he visto el informe ni estaba allí para ver al tío, del que tampoco, por cierto, queda claro en la prensa qué demonios estaba haciendo en el lugar de los hechos. Del segundo, lo que se comenta por Palencia es que el abuelo atestiguó que sorprendió a una osa con oseznos, y recibió un solo zarpazo, que le hizo caer y rodar unos metros. Fue, según esta versión que tengo escuchada, en la caída donde se produjo las fracturas de muñeca y pierna.
No me gusta el sensacionalismo, y tan sólo he tratado de aportar algún dato más al debate. He creído que estos dos casos, que han sido los más comentados por Palencia en los últimos años, podrían aportar algo, nada más. Mi posicionamiento es claro, yo defiendo al oso en primer término, y no considero que sea ninguna amenaza, que es en lo que pretenden convertirlo ciertos sectores interesados, como los "escopeteros" que cita betula. Eso no quita para que crea también, como asiduo del monte, que nunca hay que perder el respeto a ningún bicho de tales capacidades físicas, pues, aunque no sea agresivo y sea muy improbable que cargue, existen circunstancias especiales en que cosas así pueden ocurrir, ya estemos hablando de osos, ciervos, jabalíes, cabras, vacas o yeguas.
No es, desde luego, la norma, sino una rara excepción. Yo considero que en el monte hay que proceder con prudencia y respeto hacia todo lo que allí mora, tratando de perturbar lo menos posible, que siempre perturbaremos algo... Ningún animal va buscando hombres por el monte a los que atacar, eso está claro, su norma es evitarnos, mi opinión es que somos nosotros los que forzamos encontronazos y nos erigimos en amenaza para ellos, no dejándoles a veces otra alternativa que defenderse. Por esto, creo que meter turistas (y en esta clase puede haber, siempre que paguen, gentes que no tienen respeto ni conocimiento de lo que visitan) en zonas donde crían especies salvajes en situación demográfica delicada, puede ser altamente perturbador, pues estoy seguro de que quienes pagan por algo quieren conseguirlo a toda costa y no se van a conformar con ver las hayas. Otro efecto secundario es el ya mencionado de que los osos se acostumbraran al hombre, lo que podría significar para ellos una catástrofe, pues los escopeteros lo tendrían "a huevo" con ejemplares más confiados.