Las nuevas generaciones probablemente no van a trabajar tan en contacto con la realidad del mundo como las anteriores, y eso cuando trabajen. Además en España como en otros muchos otros países se ha apartado a millones de personas del entorno en el que vivieron sus predecesores para estabularlos en las ciudades-conejera de la revolución industrial, con el agravante de que con la llegada de la automatización y la deslocalización ya no hay ocupación suficiente para muchos. Además solo se ha formado y mal a esa gente para vivir en un mundo que ya no existe, y por supuesto sin las alternativas que antes proporcionaban las profesiones tradicionales transmitidas entre generaciones, de paso se les ha arrancado sus creencias, instituciones y tradiciones para cambiarlas por esa especie de "naturalismo" de pandereta para hacerla más manipulable y que acepte que la aplasten con impuestos y regulaciones cada vez más invasivas: el individuo para estos es como un alienigena raro de otra dimensión que está ahí no se sabe muy bien para qué y que no puede tocar nada por si lo rompe, a menos que lo autoricen los "iluminados" de turno, claro, así que más que "trascendencia" al final es simple esclavitud y autodestrucción para los que se lo traguen.